Guía: Configuraciones RAID más importantes (I)

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Seguro que más de uno de nuestros lectores se ha hecho alguna vez esta pregunta: ¿qué significa RAID? En una traducción literal podemos decir que es el acrónimo de «conjunto redundante de discos independientes».

Así, las configuraciones RAID se caracterizan por el uso de múltiples unidades de almacenamiento, entre las que se distribuyen los datos. Esto ofrece importantes beneficios, que van desde velocidades de trabajo más elevadas hasta una mayor seguridad de la información ante posibles fallos de hardware.

De esta forma si por ejemplo tenemos dos discos duros en modo RAID y el primero falla podremos seguir utilizando el segundo, con la ventaja adicional de que no perderemos nuestros datos ni tendremos que recurrir a costosas recuperaciones de discos duros.

Por suerte o por desgracia el espectro de configuraciones RAID es muy amplio, algo que acaba intimidando a los usuarios menos expertos, ya que por lo general ni siquiera conocen los efectos que producen una u otra configuración.

Con esto en mente os ofreceremos una guía que dividiremos en varias partes de pequeño tamaño, donde os contaremos de la manera más sencilla posible todo lo que debéis saber sobre las principales configuraciones RAID.

RAID 0

Es sin duda una de las más conocidas, y también de las más utilizadas, especialmente a nivel particular.

Este tipo de RAID distribuye los datos entre todas las unidades de almacenamiento que la forman. Su principal ventaja es que ofrece un mayor rendimiento de los datos, es decir, una mayor velocidad de trabajo.

Lamentablemente esta gran ventaja tiene también un importante inconveniente, y es que precisamente al carecer de redundancia (control de errores mediante copias redundantes de datos) cualquier fallo o avería en uno de los discos puede suponer una pérdida total de los datos.

¿Es interesante entonces utilizar este modo RAID?

Pues lo cierto es que RAID 0 es una gran opción cuando nuestro objetivo principal es obtener un mayor rendimiento, especialmente si contamos con presupuestos ajustados, ya que con unidades modestas podemos mejorar sensiblemente el rendimiento.

Obviamente a lo dicho debemos, una vez más, plantear el «pero» que expusimos anteriormente, la ausencia de redundancia en la copia de datos.

Con todo, es evidente que este inconveniente tiene una solución bastante simple, como por ejemplo realizar copias de seguridad de nuestros datos en unidades externas de almacenamiento o, porque no, en la nube.

¿Es realmente significativa la mejora de velocidad bajo RAID 0?

De nuevo la respuesta es afirmativa, ya que puede resultar hasta dos veces más rápida que una configuración basada en un solo disco duro.

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