Guía: Configuraciones RAID más importantes (IV)

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Continuamos con la cuarta entrega de nuestra guía de configuraciones RAID más importantes. Ya os hemos hablado de las cuatro configuraciones que más se utilizan en la práctica actualmente; la RAID 0, donde como sabemos prima la velocidad y el rendimiento; la RAID 1, en la que importa la seguridad de los datos, gracias a las copias redundantes; y las RAID 10 y 0+1, que son dos alternativas en las que se aprovechan de forma combinada los beneficios de las configuraciones RAID 0 y RAID 1.

En este capítulo nos tocaría hablar de las RAID 2, 3 y 4, pero dado que su uso en la práctica resulta casi nulo, especialmente en las dos primeras opciones, saltaremos directamente a hablar de la RAID 5, una configuración que no resulta tan conocida a nivel particular como las RAID 0 y RAID 1, pero sí a nivel empresarial, ya que presenta importantes ventajas.

RAID 5.

En un intento de dar una definición sencilla sobre la RAID 5 podemos decir que esta configuración busca ofrecer un rendimiento similar a una RAID 0, pero con una redundancia más económica que las RAID 1 siendo,  como decimos, el más habitual en el sector empresarial.

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Dentro de una RAID 5 encontramos un mínimo de tres discos duros, en los cuales los datos se dividen en bloques. Os explico la imagen. Si el equipo quiere leer el dato A1 el encargado de servirlo es el disco cero. Bien, si el equipo necesita también el dato B1 tendría que esperar, ya que el disco está sirviendo el dato A1, pero si necesita el dato B2 éste sí podría ser servido a la vez, ya que se encargaría el disco 1.

Así, podemos realizar operaciones de lectura y escritura de forma solapada, lo que redunda en un mayor rendimiento y una mayor eficiencia.

Bien pero, ¿cómo se protegen los datos? La clave reside en los bloques de paridad, que se utilizan para reconstruir los datos si una unidad del grupo RAID falla.

Así, cada vez que se escribe un bloque de datos (A1, A2, étc) en una RAID 5 se genera un bloque de paridad dentro de la misma división, que como decimos puede ser recuperado y recalculado junto con los demás bloques de datos en caso de fallo.

Dicho de forma simple por si aún estáis confusos, viene a ser una especie de recolecta de «trocitos» de datos de las distintas unidades de almacenamiento.

Evidentemente esto ayuda a reducir considerablemente los costes que la redundancia supone en términos de almacenamiento disponible, lo que a su vez supone un menor coste económico para la empresa.

¿Es interesante utilizar esta configuración?

Como dijimos a nivel empresarial es una solución muy interesante y, de hecho, la más popular actualmente en dicho sector.

Con todo, debemos tener en cuenta si vamos a utilizar unidades SATA de gran capacidad  que este tipo de soluciones de almacenamiento presentan ciclos de trabajo más cortos que otros tipos de unidades, como las SAS.

Junto a esto debemos tener en presente también que en los discos duros SATA de gran tamaño (a partir de 500 GB) los tiempos de reconstrucción son más largos, un hecho que a medio plazo podría producir una degradación del rendimiento del controlador.

Os explico esto último con un ejemplo. Imaginad que tenéis una RAID 5, falla una unidad SATA y la sustituimos, ya que de lo contrario un nuevo fallo en otra unidad nos haría perder todos los datos.

Pues bien, cuando la hayamos sustituido deberemos llevar a cabo un proceso de reconstrucción, donde se tomarán los bloques paridad de cada unidad existente. Este proceso puede alargarse enormemente, así que si realmente vamos a decantarnos por utilizar una RAID 5 la mejo opción son los HDDs SAS.

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