La gran fábrica del mundo tecnológico está en China y Shenzhen es su Silicon Valley. Una ciudad china con unos 10,3 millones de habitantes que ha conseguido engatusar a marcas blancas de tablets. Concretamente, el 45% de los envíos mundiales se ensamblan y producen de este lugar.
La mayor parte de las marcas blancas utilizan las plantas de esta ciudad china para hacer producciones a gran escala a un precio económico. Compañías muy poco conocidas como Ramos, Teclast, Ployer, Colortab o Iaiwai, citadas por el Wall Street Journal son las propulsoras del gran negocio en Shenzhen.
Proveedoras de tecnología como MediaTek o Rockchip son las causantes de esta producción en masa de tablets de marca blanca. Unas compañías que hasta hace unos años estaban volcadas en la fabricación de reproductores MP3 pero que con el iPad vieron un nuevo frente al que atacar por precio. Así lo explica Wan Qiuyang, director ejecutivo de Ramos:
«Gracias a la fabricación de reproductores MP3, teníamos la experiencia para movernos hacia dispositivos más avanzados como los tablets».
Y así surgieron cientos de marcas para tablets que pretenden ser copias baratas del buque de Apple. Con estos movimientos y las ventajas de la fabricación en China -menor costes, producción a gran escala y adaptación rápida al nuevos mercados-, Shenzhen ha conseguido llevarse el 45% de la producción global de tablets.
Un porcentaje que llega prácticamente al 100% si ampliamos el radio de fabricación a todo China. Todo ello porque Apple y Samsung, los principales motores fuera de la marca blanca, también utilizan proveedores del gigante asiático para ensamblar sus productos.
