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5 formas de perder un cliente

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En la tarea comercial una de las cosas más sencillas es perder un cliente. Hay muchas razones por las que un comprador puede dejar de serlo. Pero lo que seguramente ningún vendedor se puede permitir el hecho de que una de esos argumentos sea por nuestra indiferencia o mala gestión.

Para intentar evitar que podamos perder un cliente por nuestra culpa, hemos seleccionado 5 puntos claves. Fórmulas que a veces son demasiado habituales en el día a día comercial y tenemos que evitar para mantener a nuestros clientes.

No prestar atención

Hay muchas cosas de las que estar pendientes en una tienda: el balance de pagos, los proveedores, las productos en buen estado, el marketing… Y en algunos casos, se deja como última opción los clientes. Esos seres que se presupone en muchos casos que no necesitan nuestra atención.

Sin embargo, ninguna cuestión debe ser tan importante como un cliente. Cuando un posible comprador entra en la tienda debemos estar atentos a sus necesidades. Preguntar un «¿Puedo ayudarte?» no puede sentar mal a nadie y es sinónimo de preocupación.

Prestar demasiada atención

Si puede resultar incómodo, estar detrás de un cliente continuamente sin haberlo reclamado presuponiendo que puede ser un ladrón simplemente por su aspecto.

tampoco ayudará a crear un clima agradable, el insistir en varias ocasiones por si necesita algo o buscar continuamente con la mirada. En el mejor de los casos obligará a una compra apresurada y ocasional.

No escuchar

escuchar_clienteHay clientes que acuden a las tiendas físicas con la necesidad de ser asesorados. Un consumidor que necesita un experto al que contar sus problemas. Sin embargo, en muchas ocasiones, los vendedores tienden a creer saber qué pasa y adelantarte a la explicación.

Escuchar a los clientes es la siguiente evolución. Prestarles atención es el primer paso, atender a sus necesidades, el segundo. Así debemos ser pacientes y darle a cada uno el tiempo que necesita.

Abusar de su confianza

«Ese portátil está pasado de moda», «Tu portátil es una baratija»: frases de este tipo pueden ser el inicio del fin. Aunque muchas veces van con toda la buena intención y sinceridad que se debe esperar de un dependiente, no tienen por qué ser bien recibidas por un cliente.

Aunque una confianza limitada puede ser la base de los buenos negocios, es fundamental entender que somos vendedor y cliente. Como tal debemos ser conscientes de que abusar de su confianza o intentar ser demasiado informales no siempre funciona.

No mostrar gratitud

Llevamos 5 años con un cliente. Tiempo más que suficiente como para entender que es un consumidor que confían en nosotros pero ¿Al revés? Demostrarlo con pequeños detalles como un descuento extra o un obsequio puede ayudar a seguir fomentando esa relación comercial.

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