Las ventas de PCs OEM con Windows 7 y Windows 8.1 finalizarán el próximo 31 de octubre de 2016. A partir de esa fecha, Microsoft no entregará nuevas licencias de estos sistemas operativos a los fabricantes de equipos originales o distribuidores.
Microsoft ya suspendió la entrega de licencias de las versiones de consumo (Home Basic, Home Premium y Ultimate) hace dos años pero mantuvo la versión Profesional pensando principalmente en las empresas y en no frenar el canal de ventas en un mercado corporativo donde Windows 8 no gustó y simplemente había sido descartado para las migraciones.
De ahí que los fabricantes de equipos originales hayan seguido preinstalando Windows 7 o Windows 8.1 en equipos nuevos hasta ahora que finaliza el programa según el ciclo de vida de productos de Microsoft.
Hay algunas excepciones a esta norma como en los casos de equipos que aún estén en el inventario; como derechos de downgrade desde máquinas con Windows 10 preinstalado o en imágenes personalizadas para programas de licencias en volumen destinados a grandes clientes.
En cuanto al soporte oficial, Windows 7 seguirá teniendo soporte extendido hasta el 14 de enero de 2020, mientras que el de Windows 8.1 finalizará el 10 de enero de 2023.
En todo caso, el objetivo de Microsoft es Windows 10 y recomienda a usuarios y a empresas su actualización. Todo el desarrollo está destinado a este sistema y no va a mejorar Windows 7 y 8.1, limitándose a lanzar parches de seguridad. Además, Microsoft no ofrecerá soporte oficial para las nuevas plataformas de hardware, Intel Kaby Lake, AMD Zen y posteriores.