Microsoft ha finalizado la venta de licencias OEM de Windows 7 y Windows 8.1 el 31 de octubre, en cumplimiento de las directivas programadas sobre los ciclos de vida de productos de Microsoft.
Ello quiere decir que desaparecerán del mercado los ordenadores personales nuevos con Windows 7 y Windows 8.1 preinstalado. A partir de ahora, los fabricantes de PCs e integradores de sistemas solo podrán usar licencias de Windows 10 si quieren usar sistemas de Microsoft.
Microsoft ya suspendió la entrega de licencias de las versiones de consumo de Windows 7 (Home Basic, Home Premium y Ultimate) hace dos años pero mantuvo la versión Profesional pensando principalmente en las empresas y en no frenar el canal de ventas en un mercado corporativo donde Windows 8 no gustó y simplemente había sido descartado para las migraciones.
En cuanto a la venta retail, todas las versiones de Windows 7 terminaron hace tres años y la de Windows 8.1 fue retirado de los estantes el 1 de septiembre de 2015.
Ahora finalizan oficialmente las licencias para fabricantes y con ello llega el adiós para los PC OEM con Windows 7 y Windows 8.1, si bien todavía se pueden encontrar de fabricantes como HP o Dell que todavía los ofrecen en algunos modelos profesionales, suponemos hasta que agoten las licencias que tenían adquiridas.
Todo el desarrollo de Microsoft en sistemas operativos está destinado a Windows 10 y éste será el que tengan que preinstalar los fabricantes de equipos originales. El problema es que Windows 10 no termina de ganar mercado por sí mismo y su cuota se ha estancado una vez finalizada la promoción con la que Microsoft permitía actualizar gratuitamente a Windows 10 desde una copia original de Windows 7 o Windows 8.1,
