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La demanda mundial de smartphones cae ligeramente

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Los datos preliminares de IDC ya han hablado: el mercado smartphone cae un 1,3% en el segundo trimestre de 2017 respecto al mismo periodo de hace un año. La bajada es tan solo de un 0,8% respecto al trimestre anterior pero ya supone un batacazo para una industria que no podía sostener los niveles de crecimiento de los últimos años.

Como el libro de Gabriel García Márquez, lo de los smartphones era una crónica de una muerte anunciada. El desinfle que se ha ido viendo en los últimos trimestres en diferentes países como China o Japón se ha materializado en un envío por debajo de los números de otros años: 341 millones de teléfonos inteligentes a nivel mundial.

No obstante, la contracción no ha afectado a los líderes. Samsung y Apple han mantenido prácticamente las cifras de venta del mismo intervalo de 2016. La coreana se ha quedado con casi 80 millones de smartphones enviados y los de la manzana han puesto 41 millones de iPhones.

Mientras, Huawei, OPPO y Xiaomi han levantado su propia demanda de una forma espectacular. Las subidas por orden han sido del 19,6%, 22,4% y 58,6%. El declive del resto de actores encasillados en otros ha sido el causante de la bajada. Estos han bajado un 16% respecto al trimestre de 2016.

Tranquilidad frente a la caída

Los nuevos lanzamientos, con lo nuevo de Apple y Samsung en lo más alto de la popularidad, esperan ser un aliciente para la segunda mitad de 2017. De hecho, la consultora prevé que el nuevo catálogo traerá consigo un repunte de la demanda. La promoción de cara a la Navidad de terminales como el iPhone 8, Note 8 o Pixel 2 serán precisamente claves.

Sin embargo, el nivel de ventas al que ha llegado el mercado smartphone se ha convertido en un volumen difícil de seguir superando. Los más de mil quinientos millones de terminales que se envían anualmente son una cifra suficientemente jugosa como para seguir innovando y aprovechando la oleada para consolidar datos y evitar que, como ha pasado en el entorno PC a nivel mundial, haya un derrumbe estrepitoso.

Imagen | Tim Gouw

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