Cuando viene otro, adapta tu idea y te hunde [Caso Snapchat]

Después de los resultados trimestrales de Snap, muchos han sido los medios que han sentenciado el cierre de su servicio más popular, Snapchat. La red social que puso de moda los vídeos cortos con máscaras solo accesibles durante un corto período de tiempo no pasa por su mejor momento. Y no precisamente porque a los usuarios no les guste el formato que creó sino porque otras compañías lo han sabido adaptar con mejores resultados.

En abril de 2011, Evan Spiegel presentó para una de sus clases de Stanford el proyecto Picaboo, germen de Snapchat. En septiembre de ese mismo año la idea se transformó en una realidad que para mayo de 2012 ya contaba con más de un millón de fotografías compartidas. En mayo de 2013 el volumen creció hasta los 14.000 millones.

En 2014 ya era la aplicación que más crecía. Su popularidad creció vertiginosamente gracias al uso masivo entre adolescentes. Un público muy jugoso que hizo que Facebook quisiera comprar la aplicación en 2013 por 3.000 millones de dólares. Sin embargo, finalmente Mark Zuckerberg se quedó con WhatsApp.

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Imagen | Getty Images

En marzo de 2017 y después de meses de especulaciones, Snap salió a Bolsa. Tras unos primeros días de buen ritmo, sus acciones comenzaron a desplomarse vaticinando lo peor para la compañía. Las últimas información tampoco le han ayudado y mucho menos la competencia cada vez más agresiva de Facebook e Instagram.

El último balance del segundo trimestre de 2017 de Snap, presentado esta misma semana, hablaba de unas pérdidas netas de 443 millones de dólares desde los 115 millones que perdió en el mismo trimestre de 2016. Todo ello debido a la bajada de ingresos que se quedó en 186 millones. Por el contrario, los usuarios de Snapchat aumentaron hasta los 173 millones, aún así por debajo de lo estimado por los analistas.

El motivo del declive

En la historia de éxito de Snapchat hay un protagonista claro: Evan Spiegel. Un hombre que supo materializar una idea y convertirla en un éxito en plena era de las redes sociales y la movilidad. Sin embargo, en el apartado del fracaso hay varios responsables.

Por un lado tenemos a Instagram. La red social dedicada a la fotografía creó en agosto de 2016 sus historias. La adaptación de los vídeos efímeros de Snapchat a su comunidad ha sido un éxito que ya cuenta con más de 250 millones de usuarios activos al día.

Por otro lado, tenemos a WhatsApp. La plataforma de mensajería instantánea de Facebook aprovechó el tirón de sus más de 1.200 millones de usuarios para lanzar en febrero de 2017 su copia en forma de Estados. En mayo el uso de estos estados ya superaban el número de usuarios de Snapchat. 175 millones de personas los utilizaban en WhatsApp.

Facebook también integró en su red social las historias efímeras a la vez que WhatsApp. Con menos acogida que en los otros dos servicios pero con la misma motivación, aprovechar el tirón de la idea de Snapchat.Infografía: Snapchat cae ante Instagram Stories y WhatsApp Status | Statista

Con todo ello, Snapchat se ha quedado un poco en el limbo. Si bien es cierto que su masa de usuarios sigue aumentando, las adaptaciones de sus competidores directos le han hecho perder fuerza comercial. Y es ahí donde está el gran problema al que se enfrenta la corporación.

Qué aprender de Snapchat

No sabemos si Snapchat morirá lentamente, cerrará mañana o se reconvertirá para resucitar pero si es cierto que su historia puede ayudar a otros fabricantes, proveedores o desarrolladores a aprender.

La primera lección es clara: la historia tecnológica puede ser muy injusta. Si bien es cierto que Snap fue la creadora de las historias efímeras, la democratización ha corrido por cuenta de otros que se han llevado el éxito a su terreno. Por tanto, que seamos los primeros en crear cierto servicio no nos alza directamente al éxito.

Por otra parte, el triunfo en la industria tecnológica es efímero. Al igual que las historias creadas por Snapchat, ser una compañía de éxito en tecnología hoy no garantiza que lo seas mañana. Ejemplos hay muchos: BlackBerry, Nokia o el mismo Snap. De ahí que vivir el día a día tecnológico sea clave pero siempre mirando un paso más allá para que el futuro no nos pille con el pie cambiado.

El éxito, al igual que las historias, es efímero

Alzar la mirada y seguir innovando es primordial. La compañía protagonista de la noticia supo dar con una idea revolucionaria en un momento dado. Un gran acierto que no es suficiente para mantenerse en el tiempo. Continuar innovando, como ha intentado con las gafas Spectacles, es una asignatura obligatoria para seguir atrayendo ingresos.

Renovarse o morir es otra de las enseñanzas que nos da este caso. Aunque no sabemos hacia dónde se dirigirá Snap, no será la primera ni la ultima empresa que ha conseguir reflotar saliendo por la tangente. Ahí tenemos a Blackberry que lo intenta con el software o Nintendo o Sega en el ámbito de los juegos.

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Coordinadora editorial de MuyCanal. Danzando día a día entre partners, mayoristas y fabricantes para profundizar en el canal de distribución tecnológico.