Nuestro logo, las tarjetas de visita, las instalaciones o incluso nuestra presencia en Internet son parte de la imagen corporativa que damos y que recibe cualquier persona a la que le llegue una comunicación. De ahí que sea un factor clave a tener muy en cuenta.
Como explican en la iniciativa de Fundación Banesto, LideraTV, la imagen corporativa no entiende de cuota de mercado. Por ejemplo, Harley Davison tiene un pequeño trozo del pastel del motor pero su marca es una de las más valora del sector en la Bolsa.
Así, aunque el cambio de la imagen corporativa responde a una estrategia comercial, no tendremos unos resultados directos en ventas, al menos, en un período corto. A medio y largo plazo, seguramente sí. De ahí, la importancia de su revisión cada cierto tiempo.
Pero ¿cómo conseguimos adaptar nuestra imagen a nuestros objetivos? Algunas de las fórmulas que utilizan muchas empresas son las siguientes: