Una mala noticia corporativa, una reputación negativa o un ataque de seguridad pueden ser problemas propios de las empresas. Ningún negocio está exento de estas crisis. Sin embargo, la diferencia entre la salida airosa y el derrumbe puede estar en la preparación ante estas situaciones.
La crisis simulada es una práctica más o menos habitual en las grandes empresas. Como si de un simulacro de emergencia se tratara, las corporaciones se enfrentan ante problemas que podrían ocurrir para evaluar los recursos, herramientas y mensaje a enviar.
No obstante, entre las pequeñas y medianas compañías es menos habitual valorar estos riesgos y tener un plan de acción previamente creado con una crisis simulada. Un hecho que puede marcar el antes y el después de una pyme. Así lo advierte Deloitte en este vídeo:
Dependiendo la naturaleza de nuestro negocio, las crisis pueden ser unas u otras. Un negocio on-line está más expuesto a ataques de seguridad y una tienda física a robos. Aún así todos pueden tener problemas en común que plantearse antes de que ocurran. Estas son algunas ideas:
Simular una crisis también sirve para encontrar nuevas oportunidades. Un tweet poco acertado nos puede dar más visibilidad que aprovechar a nuestro favor si realmente sabemos cómo. Pero lo dicho, lo más importante es estar preparado. ¿Lo estás?