Según cifras de Forrester en marzo de 2011, un 60% de los ordenadores corporativos tenían Windows XP. En el caso de los sobremesa domésticos, NetMarketShare apuntaba que en diciembre del pasado año, un 46% todavía tenían instalado este sistema operativo.
Así, por mucho que le pese a Microsoft, Windows XP sigue muy vivo en los ordenadores del hogar y empresas. Pero ¿por qué no desaparece de las corporaciones? Quizás las razones las podemos encontrar en diversas direcciones.