Microsoft celebró ayer el lanzamiento de Xbox One X, una consola de nueva generación con la que introduce una renovación intergeneracional siguiendo los pasos de Sony, quien hizo lo propio con el lanzamiento de PS4 Pro, aunque la opción del gigante de Redmond tiene un precio de 499 euros (cien euros más que la de Sony).
Xbox One X es una respuesta directa a la consola de Sony, que hasta ahora se mantenía como la más potente del mercado, y con ella Microsoft busca llenar un vacío importante que había quedado en el mercado como consecuencia del largo ciclo de vida que están teniendo PS4 y Xbox One.
Ambas consolas se lanzaron en 2013 por lo que han cumplido cuatro años desde su llegada. Una consola mantiene unas especificaciones fijas y eso implica que irá quedando «desfasada» y mostrando síntomas de agotamiento cada vez más evidentes.
En su momento Sony confirmó que esto había llevado a algunos clientes a poner la mirada en el PC por su mayor potencia y que por ello habían decidido lanzar PS4 Pro, para cubrir ese espacio del mercado por el que tenía una pérdida de usuarios, ya fuesen reales potenciales.
La estrategia de Microsoft con Xbox One X es la misma, ofrecer a los consumidores con mayor presupuesto un sistema más potente y cercano a un PC gaming actual. El resultado ha sido bueno, Xbox One X es una consola interesante y equilibrada en términos de precio-prestaciones, aunque tiene camino por delante y cosas que mejorar como os contamos en este artículo.
No hay duda de que las renovaciones intergeneracionales han sido un bálsamo para los grandes del sector, Sony y Microsoft, que han podido cubrir un hueco importante en el mercado sin poner contra las cuerdas a los que confiaron en PS4 y Xbox One.
Veremos cómo evolucionan las ventas de Xbox One X, pero de momento ya hemos podido constatar que la primera hornada de stock se ha agotado en la mayoría de los minoristas y que las nuevas fechas de envío apuntan a finales de noviembre.