Es un hecho, el Essential Phone ha sido un fracaso, y probablemente uno de los más grandes que hemos visto hasta el momento en el sector smartphone.
Este terminal generó una fuerte expectación desde el primer momento porque estaba desarrollado por la empresa Essential Products, propiedad del co-fundador de Android Andy Rubin, pero no ha estado a la altura.
Desde el principio las expectativas estuvieron por las nubes y en este sentido la culpa debe recaer casi por completo sobre el propio Rubin, ya que comentó que iban a crear «el smartphone Android definitivo». La realidad fue totalmente distinta, ya que el Essential Phone que llegó al mercado fue un smartphone que no convenció ni por diseño ni por precio.
Sus especificaciones eran las propias de un smartphone de gama alta, pero el precio de venta era muy elevado, su calidad de construcción no era todo lo buena que cabía esperar y presentaba problemas importantes a nivel de software. Por si esto fuera poco su distribución fue un desastre y desde el principio se confirmó que era un terminal «de usar y tirar», ya que por su diseño no estaba pensado para ser reparado.
Essential Products invirtió 100 millones de dólares para diseñar y comercializar el Essential Phone, pero apenas llegó a vender 88.000 unidades en 2017. Los malos resultados que arrastró en 2018 lo han convertido en un fracaso y han llevado a Andy Rubin a querer vender su empresa.
No habrá un Essential Phone 2, al menos de momento, pero el modelo original nos deja una lección muy importante que podemos resumir a través de las siguientes claves: