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El negocio IoT se inundará de seguridad pero ¿es suficiente?

Muchas veces hemos hablado de las buenas perspectivas entorno al IoT. Un ámbito interconectado donde no solo es importante las conexiones o los sensores que se usen sino también cómo se usan y quién los puede usar. Y es ahí donde entra en juego la capa de seguridad que cada vez cobra más importancia debido al incremento de las amenazas.

Los cibercriminales tienen claro que el IoT es un foco de acción. Fábricas, compañías de servicios o proveedores de servicios se están dotando de interconexiones que pueden poner en jaque infraestructuras, procesos o negocios. Un espacio donde securizar se convierte en una prioridad.

Alrededor del IoT desde Juniper Research vaticinan que se invertirá unos 6.000 millones de dólares a nivel global en 2023. Un montante que supone un incremento del 300% desde las cifras previstas para este año.

Tanto los productos y servicios de consumo como los profesionales se verán beneficiados por estas políticas de protección. Algo esencial en muchos dispositivos como pulseras o altavoces inteligentes, en el caso de la electrónica de consumo; o sensores en maquinaria industrial o en estadios deportivos, en un entorno más profesional.

Mucho que concienciar

Pese al aumento del negocio de la seguridad en el IoT, la concienciación seguirá siendo un reto de aquí a 5 años. Un desafío, sobre todo, para los proveedores de servicios tecnológicos más pegados a los clientes finales.

En el ámbito de la casa conectada tan solo un 17% de la inversión irá destinada a la protección en 2023. En el apartado industrial veremos grandes oportunidades como en el sector energético. La inversión a la hora de proteger estas infraestructuras críticas será de 1.000 millones de dólares anuales en 2023.

Con todo ello es evidente que queda mucho camino por recorrer. La concienciación es una tarea vital para conseguir que las empresas sean conscientes de los riesgos que pueden corren a la hora de implantar ciertas soluciones sin la protección necesaria. Tecnología sí, pero no a cualquier precio.

Imagen | Bence ▲ Boros