«La propia estructura en la que se sustenta la franquicia supone afrontar estos tiempos con mayor estabilidad y planes de futuro frente a otras opciones de negocio», comenta José Luis Hernández, director general de Carlin. «El franquiciado además de minimizar sus riesgos está respaldado por un modelo contrastado, una formación continua, una mayor posibilidad de acceso a los créditos y no tiene que correr el riesgo que asume alguien que monte un negocio propio».
No obstante, hay más motivos por los que una franquicia puede ser un buen negocio. Datos como los que remarcan que el sistema de la franquicia en España tiene 56.444 establecimientos abiertos (de los cuales 14.011 son propios y los 42.433 restantes franquiciados), el aumento de la facturación en los establecimientos propiedad de las centrales franquiciadoras (en 9.189,6 millones en 2010 por los 8.656,1 millones de 2009), o su propia evolución en 2011. «La franquicia demuestra así que es la mejor fórmula para el autoempleo o la inversión» , puntualiza José Luis.