El precio es uno de los aspectos clave para el consumidor a la hora de elegir un determinado producto y el sector tecnológico no es una excepción. Es cierto que los productos premium y las soluciones de gama alta tienen un peso fundamental, pero las versiones económicas generan un gran interés y están adquiriendo una importancia cada vez mayor.
Esta realidad no ha pasado desapercibida para ninguno de los gigantes tecnológicos que comercializan su propio hardware y se ha extendido tanto al sector smartphone como al mercado tablet, al de portátiles y al de PCs.
Uno de los mejores ejemplos del peso creciente de esas versiones económicas de productos premium lo tenemos en Apple. El iPhone 5C fue un primer intento de lanzar una variante «barata» del iPhone, aunque su ejecución fue un error absoluto y acabó siendo un fracaso. La experiencia fue muy interesante, ya que confirmó que ni siquiera los de Cupertino pueden vender productos de bajo nivel a precios exagerados.
Apple no tiró la toalla y siguió apostando por el desarrollo de productos «asequibles», una estrategia que han materializado en el iPhone SE y en el nuevo iPad de 9,7 pulgadas con soporte del Apple Pen, y que próximamente volverán a repetir con el iPhone SE 2, con un HomePod barato y con el iPhone 2018 con panel LCD IPS.
Si miramos al mundo del PC nos encontramos con la misma situación incluso en el sector gaming. Empresas como Acer, Lenovo, ASUS y MSI tienen en su catálogo de portátiles gaming equipos con configuraciones muy ajustadas y precios muy asequibles (entre 700 y 800 euros), una estrategia que una vez más confirma el peso de esas alternativas económicas en el mercado.
Empresas como Microsoft y Google todavía no ofrecen alternativas económicas a sus principales productos, pero las últimas informaciones sugieren que ambas están trabajando en ello. La primera podría presentar una Surface de bajo coste y la segunda un Pixel económico, aunque las fuentes no han dado una fecha exacta de lanzamiento.
La gama alta vende y tiene mucho tirón en el canal, pero el consumidor siempre acaba buscando el mejor valor calidad-precio y por ello no debe extrañarnos que las soluciones económicas hayan convencido incluso a empresas tan reticentes como Apple.