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Estrategia multicloud, un imperativo cada vez mayor

Las alternativas para subirse a la nube cada día son más y más variadas. A las grandes referencias como Microsoft, Amazon Web Services o Google se le suman a marchas forzadas más y más figuras que entienden que el cloud es ya un hecho democrático en el ámbito empresarial. Esto nos lleva directamente a entender el multicloud como una estrategia cotidiana.

El 84% de las empresas europeas revela que aboga por trabajar en entornos multicloud. Tan solo un 16% apuesta por una única nube lo que motiva a pensar que las empresas no se quieren cerrar a un solo proveedor y buscan alternativas diferentes según el momento o necesidades que tengan. Una realidad que también motivan los hiperescaladores con sus políticas y estrategias.

Así, los microservicios y APIs se vuelven claves. Las diversas herramientas para implementar, desarrollar o adoptar servicios de terceros e incluirlos dentro de otros son vitales para poder estar preparados para un entorno multicloud. Eso sí, siempre cuidando la seguridad que para muchos se puede poner en entredicho al usar diferentes aplicaciones o soluciones en la nube.

Colaboración y más colaboración

La realidad multicloud exige que los fabricantes sea cada vez más colaborativos y los partners tengan la mente cada día más abierta. Ya no solo es una cuestión de interés por hacer negocio conjunto sino también de necesidad. Muchas organizaciones exigen estándares para evitar que en un futuro las soluciones no sean compatibles entre sí.

No en vano cada vez vemos más figuras dentro de los ecosistemas de las principales referencias cloud que implementan sus APIs. Un laborioso esfuerzo que los hiperescaladores están deseando que se haga. Esto permite a muchos proveedores a adaptarse al mundo heterogéneo en el que vivimos y donde las empresas buscan eficiencia tecnológica a la par que económica.

En este sentido, la realidad múltiple no solo afecta a la nube. Las empresas también echan mano de diferentes proveedores tecnológicos; solo un 21% de las compañías españolas aboga por un único intermediario. Las razones vuelven a ser las mismas; ahorro de costes y adaptabilidad dependiendo del proyecto. Y detrás de todo ello está la ausencia de una visión integral.

Imagen | Aron