El Parlamento Europeo aprobó anoche un cargador común para todos los móviles vendidos en la Unión Europea para reducir los residuos electrónicos y los costes para el consumidor.
Los fabricantes tendrán tres años para adaptarse a una nueva legislación que armoniza las normas para comercializar equipos radioeléctricos, incluidos teléfonos móviles, mandos a distancia para coches y módems. Las normas pretenden responder al aumento del número y a la variedad de los dispositivos radioeléctricos y asegurar que no interfieren entre ellos, además de respetar los requisitos esenciales de salud y seguridad.
«Se va a poner fin a la aglomeración de cargadores y a 51.000 toneladas anuales de residuos… De esta manera, respondemos a los intereses de los consumidores y también a los del medio ambiente», ha explicado la eurodiputada alemana, Barbara Weiler, ponente de la norma.
Los Estados miembros tendrán dos años para trasponer las normas a sus leyes nacionales y los fabricantes dispondrán de un año más para adaptarse a las nuevas disposiciones, impulsadas por el área de Industria de la CE y que incluye «requisitos para proteger la salud y la seguridad, garantizar la compatibilidad electromagnética y evitar interferencias perjudiciales».
Aunque la norma debe recibir el visto bueno del Consejo, se da por segura su aprobación definitiva ya que la Eurocámara y los Gobiernos de los Veintiocho llegaron a un acuerdo en diciembre de 2013 sobre la aprobación de la directiva.
Una directiva que hace meses se lanzó desde la UE como una recomendación que en el caso de cargadores móviles, ha sido adoptada por la gran mayoría de fabricantes al menos en el uso de un conector micro USB. Una de las que más terminales vende, Apple, es de las pocas que utiliza un formato propietario que tendrán que cambiar si quiere vender iPhones en Europa.
El cargador universal para portátiles sería el siguiente tras la próxima publicación de un estándar por la Comisión Internacional Electrotécnica (IEC).
