Microsoft quiere arrebatar cuota a Sony en el terreno del ocio. Para ello ha lanzado una promoción agresiva que deja su Xbox One sin Kinect por 399 euros. El kit viene con ganas de remontar y parece que en algunos minoristas ya se ha notado.
Aunque Microsoft juró que “jamás veríamos una Xbox One sin Kinect”, la fría realidad de los números ha obligado a considerar una estrategia que garantiza mayores ventas. No todo es positivo y vender la consola sin el sensor de movimiento deja herido el desarrollo de juegos de terceros para el periférico.
Esperemos que la herida “no sea de muerte” porque hay miles de unidades con Kinect vendidas y algunos usuarios seguirán optando por la versión con Kinect, el componente más diferenciador de la actual generación de consolas.
En todo caso, la estrategia es positiva por la mayor oferta que supone para comprar una Xbox One, que ya está disponible en minoristas como Gamestop o Amazon.
