Conceptos como tecnología de valor, servicios de valor o empresa de valor añadido son cada día más frecuentes. Ofrecer algo más allá de la clásica reventa de productos es un punto que se ha vuelto casi un imperativo en ciertos ámbitos tecnológicos. Y es que el valor está de moda.
Es cierto que el valor es muy relativo. Cada empresa considera que su valor reside en un aspecto que, en muchas ocasiones, coincide con una de sus ventajas competitivas.
Sin embargo, en términos generales, básicamente hablamos de aportar más al cliente con servicios o experiencias que van más allá de la simple venta. Y es ahí donde casi todas las empresas se han apuntado porque ofrece un universo de rentabilidad muy suculento.
Si nos fijamos en el canal de distribución tecnológico vemos claramente el cambio. La mayoría de mayoristas, fabricantes, distribuidores o integradores ya no hablan de «vender cajas» sino de «ofrecer soluciones completas» donde se integran las tradicionales cajas y un universo de servicios de soporte, mantenimiento y renovación.
Más allá del valor tecnológico
Pero el valor no es solo la venta de servicios y soluciones integrales. Los consumidores ven que este concepto va mucho más allá. Desde Forrester analizan este término para concluir que la empresa de valor tiene mucho que ver con la ética, responsabilidad social y, en general, las buenas prácticas.
Su análisis demuestra que la empresa de valor ha ido ganando puntos a medida en los mensajes sociales de los consumidores. Estos quieren comprar en empresas que conecten con sus valores éticos y emocionales. Un factor que les ayudará a mejorar su experiencia comercial.
¿Eres una empresa de valor? ¿Dónde crees que está el valor de tu organización?
