Intel sería el encargado de motorizar la segunda generación de las Google Glass, según informa The Wall Street Journal.
Podría ser la resurrección de un proyecto cuya popularidad no ha hecho más que caer desde una presentación rodeada de una gran expectación y que no ha terminado de salir de la fase de desarrollo.
Claro que, los análisis no indican que el problema de estas gafas conectadas estén en su chipset y sí en su diseño, en su autonomía, en la retirada de una parte de desarrolladores y especialmente en su precio de venta: 1.500 dólares.
Intel podría subvencionar los chips para no perder terreno en wearables una vez comprobado que esfuerzos anteriores no han sido suficientes para acercarse a ARM en movilidad.
Intel lleva años trabajando con Google para soportar Android y tiene un SoC integrado con soporte LTE-4G que podría usarse con las Google Glass. Un cambio de rumbo necesario para retomar el atractivo de Google Glass en el mercado de dispositivos conectados.
Además de la ergonomía, autonomía o precio, Google tendrá que lidiar con los aspectos de privacidad y las prohibiciones masivas de uso por ejemplo en cines y teatros, restaurantes y en general en sitios públicos en Estados Unidos.
