En la feria de Melco de 2014 ya se intuía la vorágine comercial de las cámaras de aventura. Muchos mayoristas y distribuidores además de fabricantes exponían diferentes modelos de su catálogo demostrando que las GoPro y compañía apuntaban maneras. Y siguen haciéndolo.
Los últimos resultados para el segundo trimestre de GoPro hablan de un incremento de sus ingresos del 72% y una variación de sus acciones radicales. Una noticia que nos habla del buen porvenir del segmento que todavía pone en duda el mercado bursátil. Tratándose de la marca referencia vemos cómo esta categoría se ha puesto en el foco de compra de muchos consumidores.
Una investigación de Tractica concluía que si bien en 2014 se vendieron 5,6 millones de cámaras de aventura, para 2020 la cifra sobrepasaría los 30 millones con un negocio de 5.000 millones de dólares.
Las buenas previsiones del sector se multiplican a medida que también lo hacen los fabricantes. Más allá de Go Pro nos encontramos con infinidad alternativas que graban en alta definición, son sumergibles y ofrece un sinfín de funciones para el aventurero o deportista.
La demanda de cámaras de aventura tienen mucho que ver con la estacionalidad. El verano es el momento propicio para utilizar estos dispositivo ya sea en la playa, en las vacaciones o durante la práctica de un deporte extremo.
Al igual que ha pasado con otras tendencias, la moda de tener una GoPro o similar es un factor que seguramente ha impulsado a muchos a pensarse dos veces su compra. Un factor más a aprovechar que esperemos que pueda prologarse en el tiempo.
