Servicios tecnológicos ¿A qué precio?

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Como decía el dicho «nadie da duros a cuatro pesetas» y la tecnología no iba a ser una excepción. En plena era de los servicios, cada vez más empresas se suman a ofrecer servicios tecnológicas más amoldados al negocio del cliente final. Pero ¿esto significa más económicas? ¿Se debe vender a cualquier precio?

Los conceptos baratos o caros dependen de muchas variables. Lo que para una pyme puede ser inasumible, para una gran corporación puede ser una mínima inversión. Además, dependiendo de la actividad corporativa hay ciertos gastos que son obligatorios o prescindibles.

En cualquier caso, establecer el precio de nuestros servicios tecnológicos comienza por valorar los recursos empleados de todo tipo: humanos, técnicos, tiempo… Entonces nos daremos cuenta de que lo económico no siempre es la opción más rentable.

Servicios tecnológicos de saldo

La competencia ha ido creciendo a la vez que lo ha hecho la demanda de servicios tecnológicos por parte de las empresas. Muchas grandes han rebajado sus precios para rivalizar en un mercado en el que querían entrar con fuerza. No hay más que ver la batalla cloud con precios de saldo para darnos cuenta de esta cruenta guerra.

En líneas generales, cuando estamos enfrente de un cliente debemos autovalorarnos. Dejar para los gigantes la batalla de precios debe y centrarnos en lo que ganamos y, sobre todo, perdemos ofreciendo un servicios tecnológico de saldo, nos hará tener una visión diferente.

Para conseguir tener unos servicios tecnológicos competitivos y a la vez rentables, podemos seguir algunas de estas pautas:

  • Estrategia clara: cuando entramos en la aventura de los servicios tecnológicos tenemos que tener claro nuestro posicionamiento y limitaciones. ¿Qué podemos ofrecer? ¿A costa de qué recursos? ¿De qué precio no podremos bajar? Teniendo un planteamiento inicial, sabremos qué directrices seguir.
  • Primeras veces problemáticas: con el buen afán de vender, muchas empresas ofrecen servicios tecnológicos gratuitos al contratar soluciones. Es vital tener mucho cuidado con esos gratis ya que el cliente se acostumbrará a tenerlos y podrá exigir en un futuro. Si aún así decidimos utilizar como estrategia de captación, es imprescindible clarificar el tiempo que durara esa gratuidad.
  • La letra pequeña: como en otros asuntos de la vida, las condiciones suelen venir en letra pequeña. Mostrar que las nuestras son las mejores y de ahí, el precio nos ayudará.
  • Perder puede ser ganar: muchos clientes regatean y regatean, es ley la ley de la oferta y la demanda. No obstante, debemos tener muy claro hasta dónde podemos llegar. Muchas veces perder un cliente puede ser bueno para nuestra cuenta de resultados que de otra manera hubiera perdido igualmente.
  • El valor de la solución: si eres bueno en algo, debes demostrarlo. Esta claro que el precio puede ser una barrera pero déjalo a un lado mientras demuestras al cliente todas las ventajas de tu solución.
  • Recursos: para argumentar un precio también podemos demostrar los recursos a utilizar. La diferencia entre un servicio u otro a veces tiene mucho que ver con ese factor que para muchas empresas es un valor más.

En conclusión, como pequeño o mediano integrador o proveedor de servicios enfocarnos en los servicios tecnológicos. Dar calidad y profesionalidad hablará mejor de nosotros que una reputación basada en buenos precios que a la larga pueden ser un problema.

Imagen | Shutterstock

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Coordinadora editorial de MuyCanal. Danzando día a día entre partners, mayoristas y fabricantes para profundizar en el canal de distribución tecnológico.