GoPro, la gran referencia de las cámaras de acción en los últimos años, anunció el despido del 7 por ciento de su plantilla de 1.500 empleados y unos ingresos del cuarto trimestre muy por debajo de lo esperado por los analistas.
Las previsiones para el arranque de 2016 no son buenas y los inversores han castigado sin piedad a GoPro, hundiendo su valor en bolsa un 28 por ciento, nada menos. Ambarella Inc, proveedor de los chips utilizados en las cámaras de GoPro, cayó un 8,5 por ciento en operaciones tras el cierre del mercado.
El presidente ejecutivo de la compañía achaca la reducción de ingresos a las flojas ventas de su modelo Hero 4 Session, debido a su alto precio inicial y un menor número de campañas de marketing.
¿Problema de GoPro o de todo el sector de cámaras de acción?
Ciertamente a GoPro se le fue la mano en la fijación de precios (más de 400 euros en España) de un modelo de cámara destinada a convertirse en superventas. Posteriormente rebajó su precio para compensar la débil demanda pero el daño estaba hecho porque terminó afectando a sus ingresos.
Hace solo seis meses las previsiones del sector de cámaras de acción y aventura eran espectaculares y la misma GoPro aumentó sus ingresos un 72 por ciento en el segundo trimestre.
Una investigación de Tractica concluía que si bien en 2014 se vendieron 5,6 millones de cámaras de aventura, para 2020 la cifra sobrepasaría los 30 millones con un negocio de 5.000 millones de dólares.
Es difícil asegurar si ha sido un problema puntual de GoPro y la competencia de otros fabricantes que venden producto a precio más económico o que el sector estaba demasiado valorado y no hay tanto mercado como apuntan algunos medios. Lo veremos en próximos trimestres pero GoPro ya se está expandiendo a la fabricación de cámaras para drones y otros sectores más allá de su negocio principal.
