Aunque puede parece un porcentaje pequeño de consumidores con wearables, es la cifra más alta de entre los 25 países analizados por la consultora IDC. España supera a Francia, Reino Unido o Australia, entre otros, en adopción de smartwatches y pulseras deportivas.
Concretamente, según los cálculos de la firma, el 18% de los encuestados españoles cuenta con un reloj inteligente. 
Mientras, el 16% posee una pulsera deportiva. Curioso que el ratio sea más alto en smartwatches cuando la popularidad se la llevan los wearables para los deportes por su precio y variedad.
Justamente son las pulseras deportivas las que más triunfan en otros países como Estados Unidos, Canadá o Nueva Zelanda. De hecho, en el cómputo global podemos decir que el 10% de los usuarios poseen un wearable para la actividad física mientras que el 8% cuenta con un reloj tipo Apple Watch.
El éxito que no llega
Pese a las grandes previsiones que se esperaban para el mercado de la tecnología ponible, esas grandes cifra no terminan de llegar. Es cierto que poco a poco han ido entrando pero no con la fuerza esperada. No hay más que ver el fracaso de ventas de Apple Watch, la referencia que pretendía ser el gran impulso.
IDC no es el único que constata este éxito que no llega. Kantar asegura que la penetración todavía es escasa: sus datos sitúan al 15% de los estadounidenses con un wearable mientras que solo el 8% de los europeos. Unos porcentajes que solo suben ligeramente en los más jóvenes, impulsados por la moda alcanzan el 18%.
Aún así las tiendas han desplegado todos sus encantos para acoger la oleada wearable. Fnac ha abierto un punto de venta exclusivo para este tipo de dispositivos mientras en el cibermundo nos encontramos con cada vez más referencias especializadas en este nicho. Sin embargo, parece que todavía no es suficiente.
