Los coches autónomos representan un mercado emergente que está lleno de posibilidades. Su adopción todavía resulta muy limitada y su presencia a nivel comercial está evolucionando lentamente, pero ya es posible encontrar unidades con un alto nivel funcional a precios cada vez más razonables.
Uno de los mejores ejemplos de empresa que ha apostado desde el principio por los coches autónomos para dar forma a su catálogo ha sido Tesla, pero otras compañías como Ford, Volkswagen o BMW también se han acercado a la conducción autónoma para incorporarla gradualmente en sus coches de última generación.
Sin embargo la popularización de los coches autónomos y su llegada masiva al mercado no es una cuestión limitada a los fabricantes, sino que también está vinculada directamente a la normativa de cada país.
La regulación juega un papel fundamental y puede acabar limitando la distribución de ciertos coches autónomos en determinados países e incluso frenar el desarrollo de los mismos, dos problemas que el gobierno chino ha querido evitar anunciando una posición favorable.
Wu Wei, jefe de la división de coordinación industrial de la NDRC (Comisión Nacional de Desarrollo y Reformas), dijo que el creciente desarrollo y aplicación de las tecnologías de inteligencia artificial cambiarán drásticamente la vida humana y el desarrollo de los coches inteligentes, y que es una tendencia segura.
Por ello confirmó que el gobierno chino introducirá pronto regulaciones para determinar claramente las responsabilidades de las pruebas realizadas en caminos públicos y de los conductores, así como para establecer normas obligatorias que rijan la seguridad del automóvil, la seguridad de la información y las instalaciones de transporte.
En resumen, que están preparando la regulación necesaria para que los coches autónomos dispongan de un marco normativo claro y las compañías puedan operar sin miedo en el país.
