No hay duda de que Steam es la plataforma de distribución de juegos en formato digital más importante que existe actualmente, y no sólo por la calidad de los títulos que ofrece en su enorme catálogo sino también por la cantidad de juegos nuevos que recibe cada año.
Según los últimos datos que hemos tenido ocasión de ver sólo en 2017 llegaron a Steam un total de 7.672 juegos nuevos, una cifra impresionante que nos deja una media de 21 títulos nuevos lanzados cada día.
Estos números hablan por sí mismos y confirman el peso que ha adquirido la plataforma de distribución de Valve, pero además refleja el cambio que ha experimentado la industria del videojuego en sentido amplio durante los últimos años.
En la década de los noventa y durante la primera mitad del año 2000 los juegos triple A tenían un dominio absoluto del mercado. Los desarrollos eran caros y crear títulos con un mínimo de calidad estaba sólo al alcance de empresas de un determinado nivel.
La distribución se realizaban mayoritariamente en formato físico y esto encarecía los costes finales de cualquier videojuego, una realidad que ha cambiado totalmente gracias al empuje del modelo de distribución digital, el tirón de los proyectos indie y de los juegos retro y el apoyo que pueden conseguir las pequeñas empresas gracias a la financiación colectiva.
Todo esto es positivo para el consumidor que tiene más variedad de juegos entre los que elegir pero pone a Valve en una situación complicada, ya que con esa enorme cantidad de juegos nuevos que recibe anualmente cada vez tiene que gestionar un catálogo de productos más amplio, cosa que desde luego no debe ser nada sencilla.
