La llegada de las CPUs Intel de próxima generación se ha retrasado. Según fuentes de la industria el gigante del chip no traerá una línea completa de nuevos procesadores en la segunda mita de 2018, lo que acabará afectando en gran medida a los principales vendedores de portátiles.
Normalmente los consumidores, tanto particulares como profesionales, suelen aprovechar las renovaciones de CPUs Intel para comprar nuevos portátiles. Actualmente la firma de Santa Clara tiene en el mercado de consumo general dos grandes generaciones, los Core serie 7000 basados en Kaby Lake y los Core serie 8000, basados en Kaby Lake R (serie U) y Coffee Lake S. Su sucesora es Cannon Lake, una arquitectura que marca el salto a los 10 nm pero que no llegará al mercado de forma plena hasta 2019.
Esto supone que firmas como HP, Dell, Lenovo, Acer y Asustek Computer no podrán lanzar nuevos modelos equipados con CPUs Intel de nueva generación de Intel en la segunda mitad de 2018. Tendrán que cambiar de planes, y es un problema ya que ese periodo agrupa las franjas más importantes (temporadas altas por la vuelta al cole y navidades).
La situación también ha llevado a los vendedores a reducir a la baja sus previsiones de ventas de portátiles para 2018 y está obligando a hacer cambios importantes en sus estrategias, según indican desde DigiTimes.
En este sentido la inversión en I+D se ha reducido notablemente y los pedidos de soluciones para funciones adicionales, como sensores de huellas dactilares y puertos USB Type-C, también ha bajado de forma considerable.
Para afrontar este panorama de la mejor manera posible muchos vendedores están apostando por la promoción de sus equipos gaming y de los modelos para uso profesional, además de reducir el precio de los modelos de consumo general (los más económicos) en un intento por dar un empujón a las ventas.
