Ante el importante impacto que está teniendo la escasez de chips en las distintas industrias europeas, la Ley de Chips busca eliminar esa dependencia de los fabricantes asiáticos. Sin embargo, los analistas cuestionan si esta medida cumple con las necesidades de los proveedores o si llega demasiado tarde.
Los pronósticos menos optimistas respecto a la escasez de chips se siguen cumpliendo. Pese a que algunos sectores están sorteando mejor esta crisis, lo cierto es que otros, como el automovilístico, está atravesando uno de sus peores momentos.
Los fabricantes de automóviles europeos no almacenaron suficientes chips de sus proveedores, en su mayoría con sede en Asia, en el momento de mayor auge de la demanda mundial. Este y otros factores han provocado el cierre de fábricas y la salida de menos automóviles nuevos al mercado.
Sin duda, este sector ejemplifica las graves consecuencias que está teniendo la escasez de chips cuán dependientes son los proveedores de los fabricantes de semiconductores en Asia, con la gran mayoría de los chips producidos por TSMC en Taiwán.
Entre los que quieren recuperar parte de esa cuota de mercado se encuentra la Comisión Europea (CE), que en febrero anunció una Ley de chips.
La CE invertirá 43.000 millones de euros, combinando inversión pública y privada, en la industria europea de semiconductores. La Comisión espera, entre otras cosas, aumentar la participación de la región en la fabricación mundial de chips, de menos del 10% al 20%.
El gobierno español invertirá 11.000 millones de euros para potenciar el desarrollo de chips
Además, a esta iniciativa se suma el anuncio del gobierno español de un PERTE (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) que contempla invertir 11.000 millones de euros para potenciar el desarrollo de chips.
Pero, ¿puede realmente Europa ponerse al día con el resto del mundo? ¿Y podría esto significar que la industria automovilística de la Unión Europea, la segunda más grande del mundo, estará protegida de futuros incidentes en el suministro a largo plazo?
La escasez de chips desde el prisma de la producción
En primer lugar, cabe destacar que la UE no solo está muy atrasada en la producción de chips, sino que también debe competir con grandes inversiones en otros lugares. Por ejemplo, China invirtió 33.000 millones de dólares en su industria de fabricación de chips en 2020. Y Corea del Sur también planea gastar casi medio billón de dólares a través de paquetes de apoyo, incentivos fiscales y otras medidas durante la próxima década.
Para que Europa y Estados Unidos, que también busca aumentar su participación de mercado en este sector, puedan competir de verdad, se requieren grandes sumas de dinero, tanto de fuentes públicas como privadas.
El problema es que Europa está atrasada en múltiples frentes, no solo en la fabricación de chips. También hay relativamente pocas empresas dentro de la UE que diseñen nuevos chips para su uso en productos tecnológicos. Algo que contrasta con Estados Unidos que cuenta con una importante industria de diseño de semiconductores.
Las capacidades de producción de chips en Europa se enfrentan a la competencia con costes mucho más bajos
Además, si bien Europa tiene cierta capacidad de producción de obleas de 300 mm, está muy por detrás de Estados Unidos y Asia. Por lo tanto, ¿qué tipo de chips debería intentar producir Europa?
En teoría, Europa podría intentar mejorar su capacidad para producir los chips más antiguos y grandes. Pero esta estrategia tampoco sería fácil de llevar a cabo debido a las limitaciones de equipo y al hecho de que muchos países del mundo, incluidos aquellos con costes mucho más bajos, están tratando de hacer esto en este momento.
Además, el panorama de chips aún debe empezar a solucionarse y, según Gartner, dentro de alrededor de dos años volverá a haber un excedente mundial de chips.
Por lo tanto, no es que Europa no pueda mejorar su posición en la industria de los semiconductores, pero los analistas apuntan que reaccionar a esta escasez de chips intentando impulsar la fabricación por sí solo no sería una decisión sencilla ni inteligente.
Imagen inicial | Johannes Plenio