La firma británica ha presentado su nueva arquitectura Cortex-A76 en proceso de 7 nm, un importante paso adelante que mejora sustancialmente el rendimiento de sus CPUs (un 35% más frente a la generación anterior) reduciendo de forma notable el consumo (un 40% menos que la generación anterior), dos claves muy importantes para cualquier dispositivo móvil.
Según la propia ARM las CPUs con arquitectura Cortex-A76 son capaces de ofrecer un rendimiento «de clase portátil», toda una declaración de intenciones que confirma que este salto generacional no sólo está pensado para los smartphones y tablets de próxima generación, sino también para dar forma a los nuevos portátiles y convertibles basados en Windows 10 sobre ARM que veremos entre finales y principios del próximo año.
Junto a esta nueva CPU en ARM también han confirmado el debuto de una nueva GPU ARM Mali-G76 y una unidad Mali-V76 VPU. La primera es una nueva solución gráfica que ofrece una mejora de rendimiento del 30% y una mayor eficiencia, mientras que la segunda es una solución dedicada a tareas de vídeo capaz de reproducir contenidos en 8K a 60 fotogramas por segundo.
Para implementar esta nueva arquitectura se apuesta de nuevo por el ya conocido sistema big.LITTLE, en el que nos encontramos con un módulo que incluye núcleos CPU de alto rendimiento (que serían los Cortex-A76) y núcleos alta eficiencia (Cortex-A55).
Estas nuevas soluciones de ARM están llamadas a convertirse en el nuevo estandarte de la industria móvil y sin duda estarán presentes en los próximos SoCs de gigantes como Qualcomm, Samsung y Huawei, aunque lo más interesante será ver las posibilidades que ofrecen al ser integrados en nuevos equipos basados en Windows 10 sobre ARM.
¿Serán estas nuevas arquitecturas lo que necesitaba Microsoft para que Windows 10 sobre ARM pueda rendir a un nivel aceptable y ganarse al consumidor? Viendo los datos que ha dado ARM es muy probable.
