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Los smartphones han «devorado» a las cámaras fotográficas

Las cámaras fotográficas vivieron una época dorada durante cincuenta años. Desde su popularización en la década de los sesenta hasta el año 2010 sus ventas experimentaron un crecimiento sostenido que experimentó una explosión en el año 2000, y terminó con un hundimiento absoluto que se ha estabilizado en nuestros días.

Basta con mirar la gráfica para ver que en 2010 ocurrió algo importante que acabó engullendo buena parte del mercado de las cámaras fotográficas, y ese algo fue nada más y nada menos que la popularización de los smartphones. En dicho año se produjo la llegada de terminales tan populares como los iPhone 4 y Galaxy S, dos smartphones que mejoraron de forma notable las prestaciones que ofrecían las generaciones anteriores, y que contaban con un apartado fotográfico bastante competente.

En los años posteriores los smartphones han vivido una evolución muy importante que se ha centrado en varias áreas, que incluyen el rendimiento bruto y la calidad y funciones de sus cámaras fotográficas, hasta tal punto que han ido desplazando a las cámaras tradicionales.

Actualmente cualquier smartphone de gama media cuenta con una configuración de cámara lo bastante buena como para cubrir sin problemas las necesidades de prácticamente cualquier usuario medio. Esto ha hecho que el consumidor no sienta la necesidad de tener que comprar una cámara independiente, ya que su smartphone cumple y además le permite mover sus imágenes con mayor facilidad entre sus amigos y familiares, y también en redes sociales.

Las cámaras tradicionales ofrecen mayores prestaciones y consiguen imágenes de mayor calidad, pero el grueso de consumidores ha hablado y lo tiene muy claro: su smartphone cumple con sus necesidades, y además es más cómodo de llevar y de utilizar que una cámara tradicional.

Si hablamos del sector profesional la cosa cambia, eso es evidente. Para un fotógrafo su cámara es su herramienta de trabajo, y en este sentido ningún smartphone está al nivel de una DLSR. El mercado fotográfico no pasa por su mejor momento, pero tras una caída enorme ha logrado estabilizarse en un nivel que debería poder mantener sin problemas, gracias a esa superioridad en términos de calidad a la que hicimos referencia.

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