Las 7 normas del buen vendedor

comercial_venderEn los tiempos que vivimos vender es una tarea que se torna complicada. Sin embargo, existen herramientas o recursos que nos facilitan la labor de vendedor. Entre ellas muchas son simples consejos que debemos tener en cuenta para acabar en buen puerto delante de un cliente. Pero ¿Qué podemos hacer para mejorar como vendedor? En definitiva, ¿Cómo podemos vender más?

Para conseguir estos objetivos, hemos elaborado este decálogo del buen vendedor. Con él podremos mejorar aquellos puntos que no tenemos en cuenta o perfeccionar los que ya conocemos. Una buena fórmula para sentarnos, pensar y rectificar en el camino de la venta. Todo ello con el reto de seguir mejorando y, por supuesto, vendiendo más.

Dependiendo de cada caso, vender significará una cosa. No es lo mismo estar detrás de un mostrador, que ser un comercial de una empresa tecnológica. No obstante, en ambos casos es necesario contar unos recursos y habilidades que nos ayuden a hacer propaganda no solo de nuestra persona sino mejor aún, de nuestro negocio.

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Comunicación

Tener don de gentes es la primera recomendación para un vendedor. Una persona capaz de comunicarse con facilidad, ser un buen orador y conseguir ser encantador casi con cualquiera es fundamental. Estas habilidades nos abrirán puertas que no siempre se traducirán en ventas en el momento pero ¿Y en el futuro?

Sin embargo, el vendedor debe tener la habilidad no solo de hablar sino de saber comunicarse, es decir, conseguir ser entendido y mostrar que lo que tiene entre manos es realmente un buen producto o servicio.

Empatía

Junto al anterior punto, la habilidad de ser empático es clave para un vendedor. Entender y/o conocer las necesidades del cliente allanará el camino hacia la venta. No es lo mismo vender un ordenador y conseguir un cliente feliz que venderlo y no satisfacer al consumidor. Es por ello que saber qué quiere es más esencial no solo para vender sino para repetir en el futuro.

Así, saber debemos tener claro las propiedades del producto y sus ventajas para intentar sobresaltar las que realmente le importan a cada cliente. Tampoco está de más contar las desventajas de una forma menos profunda para evitar sorpresas en un futuro. Un hecho que agradecerá el comprador y se podrá traducir en un negocio recurrible.

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Plan de acción

Cuando vamos al encuentro de un determinado cliente, no está de más tener en la cabeza una estrategia de actuación. Recursos contra el «no tenemos presupuesto», «esto es demasiado sofisticado» o frases similares son recomendables. Con ello, haremos que el contrincante no tenga casi escapatoria o  que se piense mucho mejor la futura compra.

Agenda

Los vendedores necesitan una agenda concurrida. Precisamente, el don de gentes les ayuda a engrosar su lista de contactos a los que recurrir en determinados cosas a contar «nuestra historia». Así, es clave que siempre se pida el contacto en una conversación que puede ser producto de una venta a medio-largo plazo.

Los vendedores también se pueden apoyar en redes sociales profesionales donde se aglutinan profesionales que se pueden convertir en clientes potenciales en el presente o futuro.

Ser profesional

Aunque puede sonar a perogrullada, en ocasiones, los vendedores se extralimitan en sus funciones. En su afán por ser serviciales, comunicadores o simpáticos, sobrepasan las fronteras y se convierten en personas que rozan la pesadez o gracioso en exceso.

Es por ello que ante todo el vendedor debe ser un profesional. Por supuesto, buscando la amabilidad pero no dejando en ningún momento detrás que está haciendo un negocio y debe ser correcto y educado además de neutral en muchos temas.

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Conocimiento

Unido al anterior punto, un vendedor debe demostrar su profesionalidad sabiendo de lo que habla. Ir a una tienda y encontrarnos con un dependiente que no entiende cuando le preguntamos por la diferencia entre VGA y HDMI, no es un buen ejemplo del «perfecto vendedor». El comerciante debe conocer el terreno en el que se haya y saber resolver las dudas a los clientes.

Al final, ese conocimiento debe ser un soporte para el cliente. El consumidor debe encontrar en el vendedor un sujeto en el que apoyarse si se pierde el camino. Un valor añadido que ayudará a que la compra se vuelva recurrente y el cliente se convierta en un comprador fiel.

Sin prisas

Con el ritmo acelerado de vida que llevamos todos, es lógico que los vendedores tengan prisa. Sin embargo, delante de un cliente es un hecho que no se debe mostrar. Mirar muchas veces el reloj, mostrarse nervioso o cortar continuamente al receptor son acciones que denotan un desinterés por el mismo que pueden hacer que se pierda una venta.

De esta forma, es importante mostrar que el vendedor tiene todo el tiempo del mundo para dedicárselo al cliente. Tiempo para explicar para qué sirve el producto, cómo puede usarlo o incluso, configurarlo para sus necesidades.

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Coordinadora editorial de MuyCanal. Danzando día a día entre partners, mayoristas y fabricantes para profundizar en el canal de distribución tecnológico.