Estados Unidos, y en menor medida otros países del mundo, enfrenta una realidad dura pero evidente, centros comerciales hundidos que acaban en una situación de abandono y desinterés total que los lleva al extremo de ser vendidos por apenas 100 dólares, como ocurrió con el Galleria at Pittsburgh Mills de Pensilvania.
Esas ventas a precios ridículos son un intento de «quitarse un peso de encima» por parte de los propietarios, ya que al estar cerrados no obtienen beneficios pero les cuesta dinero mantener su propiedad.
Por otra parte hay que tener muy en cuenta que reformar esos centros para convertirlos en otro tipo de negocio es una aventura que requiere una inversión muy grande, y que nunca está claro si acabará siendo rentable o no.
¿Pero qué es lo que está ocurriendo? BusinessInsider ha publicado un interesante vídeo en el que explican que los hábitos de los consumidores han cambiado de forma drástica, y que el desarrollo de la tecnología y del comercio online han sido dos de los principales impulsores de ese cambio.
El comercio electrónico ha experimentado un enorme crecimiento y minoristas como Amazon han sabido crear un ecosistema prácticamente perfecto, en el que un cliente puede encontrar casi cualquier producto que necesite y además con precios muy bajos y descuentos periódicos.
Por si esto fuera poco entran en juego dos factores más, el del «gastos de envío gratis» y los comentarios de usuarios que han comprado productos y pueden valorarlos de forma objetiva. Eso es mucho más valioso que la opinión que pueda darle un trabajador de una tienda física por razones más que evidentes.
Todavía hoy es común encontrar personas que van a los centros comerciales a pasar un día de fin de semana en familia, en pareja o en compañía de los amigos, pero en la mayoría de los casos ese plan se hace más con la idea de dar un paseo, ir al cine y cenar en el mismo centro comercial que de comprar algo realmente.
No hay duda de que los centros comerciales seguirán existiendo, pero su peso dentro del canal minorista ha experimentado una caída clara durante los últimos años y lo más probable es que la situación no sólo no mejore, sino que acabe yendo a peor de manera paralela al desarrollo e implementación de nuevas tecnologías en el comercio online, como la realidad aumentada por ejemplo.
