Uno de cada diez niños ingleses por debajo de los 12 años cuenta con un teléfono móvil, según un estudio. Y la cifra de usuarios en este rango de edad seguro que aumenta los porcentajes. No hay más que echar un vistazo a nuestro alrededor para ver que niños y tecnología van de la mano. Y así lo han visto los desarrolladores de aplicaciones. Pero ¿Y los fabricantes?.
La investigación de uSwitch advierte que los padres se gastan una media de 287 euros en teléfonos. La cantidad dedicada a los más pequeños está en 146 euros. De hecho, los contratos de telefonía para estos niños ascienden a una mensualidad de unos 22 euros. Un dinero nada desdeñable si tenemos en cuenta que solo en Reino Unido un millón de niños por debajo de los cinco años cuenta con móvil.
Los argumentos que llevan a los padres a comprar y pagar un móvil a sus hijos vienen de la mano del uso para llamadas de emergencia o socialización con otros amigos. En definitiva, el mismo uso que le pueden dar los adultos pero adaptados a los niños y tecnología.
Oferta tecnológica para niños
Es cierto que existen ya en el mercado ciertos productos dedicados a este público. Señor Nilson de Woxter, SuperPaquito de Imaginarium o OwnFone son prueba de que niños y tecnología van juntos. Sin embargo, muchos de estos dispositivos se fijan más en el diseño exterior que en la usabilidad interior. Quizás ese es el fallo por el que muchos todavía prefieren dejarle a sus hijos el iPad antes que comprar un SuperPaquito.
Donde mejor se ha desarrollado el mundo para los más pequeños es en el software. Aplicaciones educativas, de entretenimiento e informativas están copando las tiendas de Apple y Android, los reyes de la movilidad. Por ello también, muchos padres se decantan por ceder durante un rato su smartphones o tablet a los niños para que disfruten de este mundo de aplicaciones. Pero esto puede tener sus inconvenientes.
Incluso hay navegadores, sistemas de vigilancia o programas de protección como antivirus o control parental. Sin embargo, en el mundo hardware los avances no han sido tantos. Salvo casos concretos donde prima la estética frente a la usabilidad, lo cierto es que el hardware todavía está un paso por detrás de esta realidad. Pero ¿Realmente no merece la pena apostar por los clientes del futuro?
