El CEO de Fitbit confirmó en 2016 que la compañía estaba trabajando en un smartwatch «de verdad», es decir en un modelo que ofrecería un nivel de prestaciones a la altura de soluciones como el Apple Watch o los Samsung Gear S3.
Desde entonces no se han producido movimientos importantes y la información sobre ese nuevo producto ha brillado precisamente por su escasez, una situación que dio pie a varios rumores que hoy han empezado a confirmarse.
Según numerosas fuentes la aventura de Fitbit para sacar adelante un smartwatch se ha complicado enormemente, tanto por cuestiones técnicas como por la imposibilidad de llegar a un acuerdo con Spotity para integrar su servicio en dicho reloj inteligente.
Desde un punto de vista técnico la idea de lanzar un smartwatch totalmente independiente ha sido un plan demasiado ambicioso que parece haber quedado grande a Fitbit, sobre todo por el tema del software y del ecosistema de aplicaciones.
Todos sabemos el peso que una tienda de aplicaciones trabajada y cuidada tiene para el éxito o fracaso de un dispositivo móvil, y todo apunta a que el reloj inteligente de Fitbit no contaría con una desde el principio.
Esto podría limitar en gran medida el apoyo por parte de los desarrolladores y colocarlo en una posición de inferioridad competitiva frente al Apple Watch y al resto de dispositivos basados en Android Wear y Tizen.
A nivel de hardware parece que tienen entre manos un producto a la altura de los estándares actuales, ya que incluirá GPS y sensor de ritmo cardíaco, pero como dijimos sin un soporte de software mínimo no logrará ganarse la aprobación del consumidor.
