El mercado del almacenamiento de PCs y portátiles vive entre los discos duros tradicionales, los híbridos y las unidades SSD. Estas últimas se están comenzando a popularizar gracias a la bajada de precio de las memorias NAND. No obstante, todavía se encuentran demasiados contras a este hardware, entre ellos, la relación precio/capacidad.
Actualmente nos encontramos tres sectores principales en este sector:
- Discos duros magnéticos tradicionales, con las distintas gamas según estándar de conexión SATA / IDE / SAS/ etc., capacidades, memoria caché y velocidad de rotación de discos, lo que acaba afectando a la velocidad final de lectura y escritura del mismo.
- Discos duros híbridos con cierta cantidad de memoria NAND para acelerar su funcionamiento; viene a ser un disco duro en esencia que gracias a un software de optimización mueve datos a su pequeña pero rapidísima memoria NAND.
- SSD (Solid State Drive) en distintos formatos (miniPCIe – SATA – SAS – formatos propietarios) que integran memoria NAND como único sistema de almacenamiento.
La gran mayoría de usuarios conocen los discos duros ya que son el elemento que nos venden con la coletilla “terabytes” a posteriori y que en resumen nos comparan con un almacén donde instalar programas y nuestros datos.
La capacidad de estos dispositivos ha pasado en los últimos años de gigabytes a terabytes (1.024 gigabytes, la mayoría de fabricantes utilizan la conversión 1.000 gigabytes, lo que confunde al usuario final). El comprador de un equipo o bien de un disco duro acaba inmerso en una serie de tecnicismos que marearía a cualquiera y el dato con el que se quedan es simple y llanamente la capacidad.
A día de hoy guardamos archivos, colecciones de música, fotografías, vídeos, películas y un sinfín de datos personales y profesionales, programas y juegos. Esto necesita esa capacidad pero obviamente no es lo más importante. En un ordenador sobremesa tradicional con un disco duro magnético de los de toda la vida de 2 Tbytes se pueden almacenar muchos archivos, sin embargo, ¿a qué velocidad se pueden leer o grabar datos?
La tecnología ha avanzado lo suficiente como para que los SSDs mejoren sustancialmente la velocidad de lectura y escritura. Estos valores son importantes, ya que si bien la capacidad es fundamental para el uso final del dispositivo, disfrutar de una unidad rápida es algo que deberíamos tener presente. Cada día encendemos, arrancamos y apagamos el ordenador, instalamos programas, abrimos archivos, cargamos juegos y todas esas actividades se ven afectadas por la configuración del ordenador.
La gran mayoría de gente sabría decirte que la ampliación de RAM mejora el rendimiento, si mejoras el procesador todo irá más rápido, pero uno de los campos en los que los usuarios no reparan es en la mejora en el sistema de almacenamiento. En la gran mayoría de casos una instalación de un SSD mejora el rendimiento y la sensación del usuario durante el día a día con el equipo mucho más que cualquiera de las otras ampliaciones del equipo.
Un SSD acelera notablemente el equipo gracias a sus grandes tasas de transferencia no sólo máximas (sólo conseguibles al transferir archivos de gran tamaño) sino también a que la mejora en latencia (tiempo entre que la orden de leer/escribir es recibida y la información se lee/escribe), que ronda los 0 ms frente los 10 – 12 ms de los discos duros tradicionales.
Además de ello, los SSDs también ofrecen una serie de mejoras a la hora de transferir archivos pequeños, siendo este punto uno de los más diferenciadores frente a los discos duros. De hecho, es en este aspecto y no en la tasa de transferencia máxima en el que más ganaremos ya que el sistema operativo está constantemente haciendo lecturas de este tipo de archivos y las transferencias de gran tamaño sólo se llevarán a cabo en ocasiones contadas, por tanto será una mejora en rendimiento constante frente a los discos duros tradicionales.
Mejoras de un SSD frente a un HD:
- Arranque del sistema; pasarás de tener un sistema que arranca en varios minutos a un sistema que arranca en cuestión de segundos.
- Suspensión del equipo y despertar del mismo será un proceso casi instantáneo.
- Mejora en productividad; los programas se abren más rápido, los juegos cargan antes, etc.
- Transferencia de archivos.
- Menor consumo energético, algo a destacar en portátiles, ya que mejora de más de 30 minutos de autonomía.
- Menor peso, punto importante también en portátiles.
- Menor calor producido.
- Sin vibraciones ni ruido.
- Mejor resistencia a pequeños golpes y a magnetismo.
Si tan bueno es un SSD, ¿por qué la gente sigue apostando por los HD?
La respuesta a esta pregunta tiene varios puntos de vista pero la gran mayoría de usuarios apuesta por los HD por cuestión básica de capacidad a la par que de precio. Al mismo precio de un SSD de 120 Gbytes puedes adquirir un disco duro de 1 Tbyte y obviamente es un factor a tener en cuenta según el uso que le vayas a dar.
Sin embargo, tenemos que comentar que los precios de los SSD siguen bajando y una configuración híbrida en la que tengamos en cuenta un SSD para el sistema operativo y aplicaciones además de un disco duro para nuestros archivos tradicionales es cada día más y más recomendable.
Por poco más de 57€ puedes adquirir un SSD SanDisk de 64 Gbytes gama básica o bien por poco más de 100€ pasar a la línea SanDisk Extreme de 120 Gbytes. Te animamos a que nos comentes tu experiencia con SSDs en los comentarios y os dejamos una serie de ejemplos que hemos vivido en nuestro Laboratorio:
Ejemplos de uso
En nuestra redacción hemos probado SSD en varios equipos y el resultado es tan bueno a la hora de arrancar el equipo y de abrir aplicaciones que podríamos confirmar que es una de las ampliaciones recomendadas para el uso del día a día de un PC.
Hemos pasado de utilizar un netbook con disco duro a cambiarlo por un SSD y parecer una máquina nueva así como también un MacBook Pro al que hemos montado el disco duro que integraba como unidad secundaria gracias a un adaptador para la zona del DVD, lo que es una solución óptima manteniendo la capacidad original y sumando la del SSD y el rendimiento del mismo.
El tiempo de arranque es poco más de 15 segundos frente a más de un minuto y medio. Abrir aplicaciones como la suite Office de Microsoft era un suplicio, sin embargo, ahora abre de manera prácticamente instantánea, el portátil va suelto, muy suelto, y lo más interesante es hacer notar que esta mejoría se ha notado con uno de los modelos SSD más básicos del mercado.
Si tienes opción de probar un SSD, no lo dudes, haz la prueba. Haz una imagen de tu HD en el SSD y arranca desde el SSD, verás cómo tu ordenador parece un equipo completamente nuevo.
Personalmente he probado la tecnología SSD desde mi ya vetusto ASUS EeePC 901, hasta mi MacBook Air, y os puedo asegurar que una vez que pruebas SSD no querrás volver a un HD.