El fenómeno de los wearables cada vez tienen más productos a su alrededor. Pulseras deportivas, gafas inteligentes o cámaras de acción son algunos de los artículos más en boga. Pero ¿Son tan demandados por los usuarios? En definitiva, ¿Debemos apostar por su venta? Vamos a verlo.
En las últimas ferias de tecnología de consumo, las opciones wearables han sido una constante. Está claro que son la nueva tendencia dentro del canal de distribución de usuario final. Novedades que quieren entrar en el mercado con mucha fuerza, sobre todo, de cara al verano y la práctica de más deporte.
Con la esperanza de llegar a vender 64 millones de unidades anuales en 2017, lo wearables sigue tomando posiciones. En el mercado norteamericano ya una de cada 10 personas adulta cuenta con un dispositivo de estas característica. Una realidad que todavía no se ha trasladado a nuestro país pero que cuenta con incentivos para hacerlo.
El caso Pebble vs. Nike Fuel Band
El canal de distribución es vital para impulsar la demanda. Prueba de ello es el éxito que está teniendo Pebble, una marca con prácticamente nula presencia hasta hace un año, frente a Nike, un mastodonte del deporte a nivel mundial.
Ambas compañías cuentan con su pulsera inteligente para hacer deporte. Modelos con similares funciones que no han actuado igual en el mercado. Mientras que Pebble ha conseguido estar en muchas tiendas de diferentes índole -aunque su web es el mayor generador de ventas-, Nike se ha aliado con Apple para posicionarse en un exclusivo grupo de comercios.
El resultado es conocido. Más de 400.000 pulseras vendidas por Pebble con previsión de doblar la cifra para este año. Por su parte, la Nike Fuel Band no ha conseguido ser, ni de lejos, un líder de ventas y se ha quedado estancada ante la posibilidad de ser un fracaso para el gigante.
Así, los wearables vuelven a mostrar que la estrategia de ventas también tiene mucho que decir en el éxito de estos innovadores productos. De hecho, muchos consumidores ajenos al mundo tecnológico son atraídos gracias a canales de venta diferentes. De ahí que la mayoría de los fabricantes quieran alentar a las tiendas a vender sus proyectos wearables.
¿Vendemos wearables?
Aunque la última palabra como siempre la tienen el vendedor, es lógico que nos puedan surgir dudas. Muchos movimientos tecnológicos que parecían ser una revolución de ventas, finalmente se quedaron unas tímidas ventas y muchas tiendas perdieron dinero por intentar llegar los primeros a un boom comercial que no llegó. Los televisores 3D pueden ser un ejemplo.
De momento, los wearables están en una primera oleada de innovación. Aunque las Google Glass -icono de esta tendencia- llevan dos años en el mercado, todavía podemos decir que estamos en los inicios de este nicho que en España, a diferencia de Estados Unidos, todavía está mucho menos maduro.
No obstante, si es cierto que ciertos mercados verticales se están viendo más potentes con el tema wearables. El deporte y las actividades extremas son ejemplos prácticos donde «lo ponible» está impulsando la venta de tecnología. Una situación a valorar y observar su evolución.
Así, siempre podemos situarnos de forma intermedia. Viendo que la madurez del sector todavía está lejos podemos sumergirnos en el mercado wearables en leves dosis. Hacernos con artículos en pequeñas cantidades que nos ayuden a valorar si realmente nos merece la pena apostar por este campo.