El terremoto de Taiwán de este fin de semana, que ha ha dejado al menos 29 muertos, 500 heridos y decenas de desaparecidos, también ha afectado a las líneas de producción de dos de las principales foundries mundiales, Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) y United Microelectronics (UMC).
El seismo de magnitud 6,4 grados en la escala de Richter se ha producido a dos días de la celebración del Año Nuevo lunar -la feria familiar más importante del calendario chino- con un temblor que se sintió en toda la isla, y se percibió incluso en la costa de la China continental.
Además de las pérdidas humanas, el seismo ha afectado gravemente a viviendas e infraestructuras. 400.000 viviendas se han quedado sin agua, 6.000 sin electricidad y algunos transportes se han visto interrumpidos.
También se ha visto afectado el Parque Científico de Tainan, donde la mayor foundry mundial (TSMC) tiene dos instalaciones -Fab 14 y Fab 6- para fabricación avanzada en procesos de 20 y 16 nanómetros, con producto para Apple, MediaTek y Altera.
Responsables del Parque Científico de Tainan explican que durante un terremoto fuerte se activa un mecanismo de respuesta de emergencia por razones de seguridad, se paran las plantas de producción y el suministro de agua, electricidad y gas.
TSMC y UMC dicen que los equipos no sufrieron daños y que las obleas en producción pasarán a un programa de evaluación. La estimación inicial es que en 3 días pueda restaurarse el 95% de herramientas. Las foundries dicen que notificarán a los clientes afectados y recuperarán la pérdida de producción tan pronto como sea posible. Taiwán es uno de los grandes productores mundiales de tecnología pero un territorio de gran actividad sísmica. La mayor parte son temblores menores pero en 1.999, uno de magnitud 7,6 registrado en el centro del país mató a más de 2.300 personas.
Recordemos como en 2011, las gravísimas inundaciones en Tailandia, además de víctimas humanas, obligaron a cerrar por inoperativas un importante número de plantas de producción de discos duros que fabricaban hasta el 25 por ciento del total mundial.
La escasez de unidades provocó un aumento de precios de hasta el 180 por ciento y afectó a los grandes productores mundiales como WD, Seagate o Hitachi, a los grandes OEM, a las grandes tecnológicas y a sus grandes centros de datos para manejar servicios de cloud computing, además de a otras compañías que dependían directamente del almacenamiento.