Los smartphones se han convertido en auténticos ordenadores de bolsillo que son cada vez más y más potentes, una realidad que ha vuelto a poner sobre la mesa el reto de disipar el calor que generan sus SoCs y que ha encontrado solución en las cámaras de vapor.
El sistema de refrigeración basado en cámaras de vapor se lleva utilizando mucho tiempo en el mercado de las tarjetas gráficas, y de hecho los modelos de referencia de las últimas soluciones más potentes que han llegado al mercado (como las GTX 1080) lo utilizan así que no es algo nuevo, pero desde luego su introducción en el mercado smartphone es una pequeña revolución.
Hasta ahora se están utilizado dos grandes opciones. La primera son los módulos de refrigeración de grafito, una solución muy extendida que tiene un coste aproximado de 0,60 dólares, y la segunda son las tuberías de cobre (conocidas popularmente como tuberías de calor), que tienen un coste aproximado de 1 dólar.
Las cámaras de vapor son superiores tanto en conductividad como en capacidad de disipación de calor, pero también son más caras y tienen un diámetro de 0,38 mm, una cifra que habría que reducir a 0,30 mm para contentar a gigantes como Apple, algo complicado que sin duda supondrá un reto importante y que podría encarecer todavía más el precio.
En cualquier caso se comenta que fabricantes como ASUS, ZTE y la propia Apple están interesadas en este tipo de componentes y es normal, los smartphones seguirán evolucionando en términos de potencia y cada vez habrá más calor que disipar en un espacio muy limitado, así que las cámaras de vapor se presentan como algo prácticamente imprescindible.
