Muchos clientes son conscientes de que algo tienen que cambiar en sus procesos y su formulación empresarial. Sin embargo, cuando se pone números a esa transformación digital, en muchos casos casos se ve como un gasto sin un retorno claro a corto plazo. Pero ¿es así?
Un estudio de Vanson Bourne para Avanade demuestra que la transformación digital, lejos de ser un gasto, puede suponer una mejora de las condiciones de trabajo, aumentar la productividad de los trabajo y retornar en unos beneficios claros para las empresas. Tanto es así que el 70% de las compañías que han abordado un proceso de digitalización ha visto aumentados sus ingresos.
El 70% de las compañías que se han digitalizado han aumentado ingresos
Las ventajas de la transformación digital también se ven en la mejora de satisfacción de los empleados -un 82% así lo reconoce- o una mejora de las rutinas y tareas en equipo al beneficiarse de herramientas de colaboración mucho más efectivas, clave para el 81% de los encuestados.
Los proveedores TI lo ven claro
Los asistentes al Encuentro IT, organizado por MuyCanal, tenían muy claro que la transformación digital requiere inversión. No solo porque es parte de su negocio sino también porque es la única manera de actualizarse y conseguir agilizar actividades en pro de la productividad y eficiencia operativa.
Además desde Avanade dan ejemplos más concretos. Lo explicaba Javier Ochoa, Director de Transformación de la consultora:
Hemos conseguido que grandes bancos consigan ahorrar millones de euros en costes estructurales, formaciones y viajes gracias a la aplicación de soluciones tecnológicas, y que compañías aseguradoras de nivel mundial reduzcan en un 20% el esfuerzo para obtener nuevo negocio».
Pero es que la transformación digital no es solo tecnología. Aún así para este año se espera que este concepto genere un negocio de 1 billón (millón de millones) de dólares a nivel mundial. Un 16% más que en 2017 cuando ya era un mantra en las tecnológicas.
Aunque las soluciones TI son inequívocamente parte de la solución, lo cierto es que abordar un proceso de cambio supone remover las tripas del negocio, reformular ciertos procesos e incluso apostar por nuevas figuras dentro de la compañía. Todo con un objetivo: adaptarse a las nuevas generaciones de clientes y trabajadores.
Imagen | Mohamed Nohassi
