Quedarse sin batería en el móvil es una de las situaciones que más aterra a los españoles. Y es que cargar el móvil es una de las acciones que más repiten los usuarios, incluso de forma instintiva, para evitar agotar la autonomía en el momento más inesperado. Justo esto está motivando un negocio más que interesante.
Los españoles tienen claro que la autonomía es clave. El 55% de los españoles habla de tensión ante la falta de batería en su móvil. El pánico llega hasta tal punto que el 22% de los españoles reconoce cargar más de tres veces al día el teléfono. Aunque lo cierto es que la mayoría, 60%, lo carga una vez al día pero siempre antes de que llegue a su fin. Lo comenta un estudio de Huawei, realizado entre 10.000 europeos de los cuales 2.000 son españoles.
Los datos de este estudio no vienen a extrañar a nadie. Entre las principales demandas de los consumidores a la hora de comprar un smartphone siempre sale a la luz la autonomía. Detrás de la cámara o el tamaño, este parámetro se sitúa entre los más decisivos a la hora de seleccionar un terminal. Justo lo que aprovechan fabricantes y retailers.
El negocio de la máxima autonomía
Aunque los fabricantes siguen en la investigación de crear smartphones con más autonomía y cargadores más rápidos, lo cierto es que el terror a quedarse sin batería hace que se mueva un negocio muy interesante: el de las baterías portátiles y accesorios que eviten llegar al 0%.
Un nicho que, según datos de Transparency Market Research, alcanzará los 15.334 millones de dólares en 2026, un índice irá creciendo un 6,7% desde 2017. En este sentido, Europa ese el segundo mercado más grandes después de Asia-Pacífico que mueve más de 3.000 millones de dólares en este negocio.
Además el segmento de los cargadores y cables ya sean como segunda opción para tener en otro hogar o trabajo, o los destinados a implementar en el coche son otro de los accesorios que más se benefician de este terror a quedarse al 0% de batería. De hecho, algunos vendedores estiman subidas del 32% para este negocio y un gasto medio de 300 euros.
Incluso de este miedo a quedarse sin batería ha abierto la oportunidad en muchas tiendas. La explosión de espacios de venta de accesorios móviles específicos o dentro de otros puntos de venta se ha convertido en un común denominador en todas las ciudades españolas. Además, tiendas, bares, restaurantes o transporte aprovechan el tirón para ofrecer la recarga de terminales como un servicio más de valor añadido. Los ejemplos los podemos ver en Primark, Inditex o la EMT de Madrid, entre otros.