La tecnología ha avanzado mucho en los últimos años, una realidad que ha permitido a las empresas la adopción de mejoras importantes y el aprovechamiento de nuevas funciones avanzadas, como la computación en la nube, pero ha tenido una importante contrapartida, y es que los ciberataques no solo se han vuelto más frecuentes, también más complejos.
En este contexto una de las necesidades más importantes de cualquier empresa debe ser el establecimiento de un plan de respuesta en caso de sufrir ciberataques, ya que de ello dependerá su capacidad para afrontarlo y para recuperarse. Su importancia está fuera de toda duda, pero parece que no todos los profesionales son conscientes de ello.
Según el «Informe de Percepción de Riesgo» los ciberataques se han convertido en la amenaza con mayor posibilidad de crecimiento en los próximos años. Es comprensible, ya que para 2020 se espera que el número de dispositivos interconectados supere los 20.000 millones, un dato exrtaído del informe «The Growing Challenge of Cyber Risk», elaborado por Oliver Wyman.
Debido a la mayor dependencia de las empresas de la tecnología el peso de los ciberataques va creciendo. Es completamente normal, y no debemos olvidar que el uso de sistemas avanzados de inteligencia artificial también ha permitido el desarrollo de ataques cada vez más avanzados, complejos y efectivos.
Se estima que el coste anual de los ciberataques ronda, aproximadamente, los mil millones de euros, una cifra mareante que no hace más que confirmar la importancia que tiene adoptar un plan de protección y otro de respuesta, dos herramientas que, trabajando de forma conjunta, nos ayudarán a evitar el impacto que tienen este tipo de ataques.
La inversión dirigida a la protección frente a ciberataques está creciendo de forma sostenida, pero nos encontramos con cifras que son insuficientes si tenemos en cuenta el riesgo potencial que representan estas amenazas de seguridad.
Como dijimos las compañías deben centrar sus estrategias en frenar posibles ataques cibernéticos, destinando iniciativas a dar recorrido al problema, desde la prevención hasta la respuesta, algo poco común a día de hoy. Hay que tener claro que el abanico de posibles ataques se hace cada vez más amplio a medida que la tecnología avanza. Por ello, dichas estrategias deben ir de la mano de la innovación y la captación de nuevas oportunidades que mejoren la infraestructura ya existente.
Hoy es posible encontrar una amplia variedad de soluciones de seguridad en el canal, pero es importante concienciar al cliente de su importancia y de la necesidad de combinar diferentes tipos de herramientas para conseguir una protección plena y efectiva.