El trabajo híbrido y la llegada masiva de los contenidos digitales por redes sociales o plataformas de entretenimiento ha hecho que los usuarios se topen con una necesidad apremiante: la de proteger su intimidad digital. Una necesidad para la que una VPN puede ser un buen aliado.
La explotación de los datos con fines comerciales de los servicios en Internet o el robo de información sensible son problemas habituales con los que se topa a diario cualquier organización o internauta. Para resolverlos, podemos proponerles la implantación de una VPN con la que buscar proteger su privacidad.
La primera pregunta que puede venir a la cabeza de un cliente a este respecto es: cómo usar una VPN puede ayudarme a mejorar mi ciberseguridad. Y es ahí donde, como partner tecnológico, debemos ofrecer todo nuestro conocimiento.
Las VPN son, de una forma muy básica, redes privadas virtuales sobre la que el usuario puede navegar de forma segura. Estas redes se encargan de cifrar el tráfico en Internet y asignar una IP internacional, que no tiene por qué coincidir con la que está el usuario. Así, el proveedor de servicios de Internet (ISP) no puede saber dónde se sitúa el internauta o qué tipo de información corre por la red en la que trabaja.
Principales usos de una VPN
Entre otras ventajas, una VPN permite proteger la privacidad con una capa adicional de seguridad. Una protección que no se riñe con la experiencia de usuario, cuestión que si sucede al utilizar otro tipo de mecanismos como navegadores con incógnito de fiabilidad más dudosa para estos fines.
Además, gracias a la construcción de una red local en la que no se necesita que los integrantes estén físicamente conectados, la VPN se vuelve muy útil en un entorno laboral deslocalizado. Con cada vez más empleados en modelos híbridos, el uso de estas redes permite la colaboración bajo un mismo paraguas.
Una VPN también se puede utilizar con otros objetivos. En el caso de viajes a otros países, los usuarios pueden disfrutar de servicios digitales como si estuvieran en su país de origen. Esto permite, entre otras cosas, evitar las censuras o bloqueos impuestos por determinados gobiernos, por ejemplo. También es común ver el uso de estas redes para las descargas P2P que, en algunos casos, son bloqueadas por los ISP.
Como explicamos anteriormente, la VPN también aporta un extra de seguridad. Conectarse a ciertos servicios como la banca on-line o una WiFi pública a través de estas redes puede dar un plus de cifrado.
Aunque la implantación de una VPN es sinónimo de protección, siempre hay excepciones. Con el auge de la demanda de estas redes virtuales, han surgido muchos servicios gratuitos que son muy limitados o directamente, no son de fiar. Por ello, es importante contar con un proveedor especializado y de confianza.
Además, trabajar a través de una VPN no significa que debamos olvidarnos del resto de medidas de ciberseguridad. Este mito, comúnmente extendido, debe ser advertido a los clientes que necesitarán tomar medidas adicionales para que sus conexiones desde dispositivos personales o profesionales no comporten riesgos adicionales y puedan mitigar a tiempo cualquier amenaza a tiempo. Y con ello ofreceremos una experiencia tecnológica perfecta para hacer frente a sus problemas.
Artículo realizado en colaboración con Surfshark