A pesar de que cada vez hay más interés por la IA, muchas empresas siguen sin ver un impacto tangible en sus resultados. Para abordar esta situación, Dell Technologies propone adoptar una estrategia de IA que permita convertir cada avance en un impulso para el siguiente, generando así un ciclo continuo de mejora y valor añadido. Esta dinámica, conocida como “efecto volante de inercia”, ayuda a que los beneficios se acumulen con el tiempo y cada nuevo proyecto sea más eficaz y rentable que el anterior.
Según Dell Technologies, las empresas deben superar la fase de pruebas aisladas y apostar por una estrategia estructurada para conseguir que la adopción de la IA impacte de forma positiva en sus resultados. Para ello, esta estrategia de IA debe tener el foco en el ROI desde un primer momento. Las claves para conseguirlo son las siguientes:
- Priorizar el impacto, no la facilidad de implementación – Muchas empresas empiezan su camino en Inteligencia Artificial con proyectos sencillos, pero con poco ROI. En su lugar, hay que identificar, de cara al desarrollo de una estrategia de IA, áreas donde esta tecnología pueda generar mejoras concretas y medibles en eficiencia, costes o ingresos.
- Aplicar el «efecto volante de inercia» – Cada iniciativa que tenga éxito debe facilitar la siguiente. De esta forma se crea una dinámica de progreso continuo, que se conoce como «efecto volante de inercia». Con ella, las inversiones en plataformas, datos e infraestructura generan beneficios crecientes con menor esfuerzo.
- Empezar por áreas de alto impacto – Para afinar la estrategia de IA, y conseguirlo, es importante identificar procesos donde la IA pueda generar resultados inmediatos y medibles. Esto no solo justifica la inversión inicial, sino que crea una base sólida para futuros desarrollos. Algunas áreas recomendadas son atención al cliente, cadena de suministro, ventas y marketing, y gestión del talento.
- Contar con una infraestructura tecnológica preparada – El éxito requiere plataformas reutilizables, herramientas integradas, nube híbrida y edge computing. Esta base tecnológica permite el escalado proyectos con rapidez y con menor coste.
- Establecer una gobernanza clara – Los marcos de gobernanza aseguran que los proyectos de IA estén alineados con los objetivos del negocio, respeten la ética y las normativas, y sean replicables a gran escala.
- Visualizar la IA como una inversión compuesta – La IA debe concebirse como una máquina de generación de valor, y comprender que cuanto más avanza, más eficiente se vuelve. Evaluar el progreso, capacitar a los equipos y conectar las iniciativas con una infraestructura común son factores clave para sostener el crecimiento.
En conclusión: al contar con una estrategia de IA bien definida, la Inteligencia Artificial se convierte en un motor de transformación empresarial sostenible. Si se da prioridad en ella al impacto, se refuerzan los éxitos y se mantiene una dirección estratégica, la IA no solo se convierte en un impulso para la productividad, sino que redefine los negocios.