Los proyectos con drones de Amazon o Google llevan mucho tiempo en el aire. Sin embargo, la revolución de estos dispositivos van más allá de las grandes corporaciones y llega al consumo a través de muchas vertientes que se pueden convertir en oportunidad.
La salida comercial en consumo más utilizada en la actualidad es la venta directa de los drones. Tal y como hacen empresas como Parrot, la idea es fabricar estos productos para pequeños vuelos que llaman la atención a grandes y pequeños. Pero las posibilidades de consumo puede ir más allá.
Así lo ha visto la start-up americana Droners.io que oferta vuelos de drones para determinadas tareas. Ya sea la grabación de un concierto, una boda, deportes de aventura o una película, esta compañía permite contratar drones por horas con pilotos profesionales que los dirijan o sin ellos.
La idea abre una nueva puerta en el negocio de los drones: los servicios. Añadir el valor de un experto que controle estos dispositivos es un plus para que muchos consumidores se decanten por pasar al mundo profesional, al menos, durante un rato.
La tecnología está ahí y aunque todavía tiene impedimentos legales, cubrir los drones con una capa de servicios puede ser la guinda perfecta para explotar esta oportunidad también entre los clientes finales.