Los micropagos se han convertido en un negocio muy rentable en el mundo del videojuego, tanto que muchas desarrolladoras prefieren lanzar sus títulos bajo la modalidad «free to play» (sin precio de venta) e integrar un sistema de transacciones que permite comprar bienes virtuales con dinero real.
Es muy lucrativo y los últimos resultados trimestrales de EA lo confirman, ya que como podemos ver en la gráfica que acompañamos la compañía registró unos ingresos de 1.682 millones de dólares derivados de micropagos, DLCs (contenidos adicionales descargables) y servicios digitales durante todo el año fiscal de 2017.
La cifra es impresionante, tanto que de hecho supera en valor a las descargas de juegos y al sector móvil, que en conjunto sumaron unos 1.350 millones durante dicho periodo.
Si hacemos cuentas y sacamos un cómputo total nos encontramos conque EA ha obtenido un crecimiento del 24% y ha registrado unos ingresos de más de 2.870 millones de dólares, una cifra fantástica que a su vez confirma el buen momento que vive el sector del videojuego en general.
¿Cómo afectan al consumidor?
Hemos visto que las microtransacciones, los DLCs y los servicios adicionales son muy favorables para las empresas y que pueden representar una buena fuente de ingresos, ¿pero qué hay del usuario?
Lo cierto es que es imposible dar una respuesta rígida o cerrada. Por lo general el añadido de contenidos y el lanzamiento de juegos gratuitos con micropagos pueden ser muy positivos también para el consumidor, siempre que se utilicen de una manera apropiada.
En este sentido lanzar juegos mal terminados o escasos de contenido para forzar a comprar un DLC es un ejemplo claro de como no hacer las cosas. Lo mismo ocurre con los juegos que tienen tantos micropagos que es imposible jugarlos mínimamente bien sin gastar dinero.
