El gigante del chip ha confirmado que los primeros procesadores a 7 nm irán dirigidos al mercado de servidores y equipos profesionales para centros de datos, un movimiento interesante ya que contrasta con el que llevarán a cabo con los procesadores de 10 nm.
En el caso de los procesadores a 7 nm nos encontraremos en un nivel muy cercano a los límites del silicio, que en teoría está fijado en los 3 nm manteniendo las técnicas actuales de producción de obleas, así que es posible que éstos enfrenten complicaciones productivas y que por ello se dirijan primero a cubrir las necesidades del sector profesional y posteriormente las del mercado de consumo general.
Por lo que respecta a los procesadores fabricados en proceso de 10 nm sabemos que harán su debut a finales de este año y que estarán encuadrados en la arquitectura Cannonlake de Intel, pero su disponibilidad inicial será muy limitada y no mejorará hasta el primer trimestre de 2018.
Esto quiere decir que en esa primera hornada de procesadores a 10 nm veremos modelos de bajo consumo que estarán dirigidos a equipos ultraportátiles y a otros sistemas que prioricen consumo sobre rendimiento.
Los procesadores de alto rendimiento para consumo general basados en el nuevo proceso de 10 nm no llegarán hasta la segunda mitad de 2018. Sucederán a los actuales procesadores Coffee Lake fabricados en proceso de 14 nm y utilizarán nuevas placas base y nuevos chipsets.
Se espera que el proceso de 10 nm se mantenga al menos durante tres generaciones de procesadores; Cannonlake, Ice Lake (2019) y Tiger Lake (2020).