Ayer mismo asistíamos a la celebración del ASLAN 2020, donde pudimos ver el gran ambiente de tranquilidad y normal funcionamiento de prácticamente todos sus participantes y público, superando las bajas cifras previstas frente al miedo del contagio extendido ya por el coronavirus.
Sin embargo, durante la misma tarde de ayer se anunciaron las nuevas medidas desde el Gobierno de España para la cancelación de todos los eventos con una afluencia de más de 1.000 personas, provocando así el cierre de la feria para su segundo día estipulado.
Una primera jornada desarrollada con normalidad
Un año más las principales temáticas del ASLAN 2020 han puesto el foco en la presentación de soluciones y alternativas para abordar la transformación digital de las empresas, con una gran variedad de productos y temáticas como la seguridad, el almacenamiento cloud, la movilidad y redes, los centro de datos, e incluso la nueva tendencia de las plataformas IoT.
Y es que aunque con una afluencia de público ligeramente menor que la de otros años, cabe destacar que el evento contaba con más de 7.000 visitantes inscritos, más de 120 stands y empresas con más de 150 ponentes.
Así pues, tras la cancelación de esta segunda jornada sólo queda por ver los datos oficiales de asistencia final, aunque claramente no serán comparables con los años anteriores y el buen ritmo de crecimiento y cifras récord que el ASLAN había estado acumulando.
Un nuevo protagonista: el teletrabajo
Destacó ayer eso sí un gran hincapié en las tecnologías de acercamiento y adaptación para el teletrabajo y los accesos en remoto, claramente propulsada por el propio virus.
No obstante, la situación en nuestro país sigue sin ser la idónea, ya que lejos de las ventajas o inconvenientes que esto pueda suponer para muchos, tecnológicamente supone un gran desafío para muchas empresas, e incluso la imposibilidad completa para algunos sectores.
Y es que España no tiene una sólida tradición de trabajo a distancia, con tan sólo un 4,3% de empleados involucrados de forma habitual con estas prácticas laborales, muy por debajo de otros países europeos como Dinamarca o Finlandia, que superan ya el 13%.