La nueva generación de productos para el mercado de tarjetas gráficas que lanzó AMD el pasado año ha tenido una acogida muy buena, una realidad que se ha reflejado en sus resultados económicos del último trimestre del año.
Dichos resultados muestran una estabilización clara con tan solo una bajada del 0,06% en el valor de sus acciones, cosa que no habría sido posible sin el lanzamiento de la generación gráfica Polaris 10 y 11.
AMD hizo una apuesta arriesgada, ya que en lugar de lanzar al mercado una gama completa de tarjetas gráficas llevó a cabo una renovación parcial centrada en la gama media y baja, con productos de entre 280 y 100 euros.
La jugada le ha salido bien y ha demostrado que tenía razón cuando dijo que la mayoría de los consumidores compra tarjetas gráficas de menos de 300 euros, y que esa parte del mercado es una de las más importantes.
Por otro lado es un síntoma claro de que el consumidor siempre busca la mejor relación calidad-precio a la hora de comprar, y de que en el mercado gráfico esa meta normalmente se alcanza en los productos que posicionan dentro de ese rango de precios.
Con esto no queremos decir que las tarjetas gráficas de gama alta no tengan su hueco en el mercado, de hecho la solución más utilizada en Steam es una GTX 970 que en su momento fue considerada gama alta, sino que simplemente son el recurso más popular y más demandado por el consumidor medio que utiliza su PC sobre todo para jugar.
No podemos terminar sin recordar que AMD está ultimando el lanzamiento de Vega, una solución gráfica de gama alta con la que la compañía completará su renovación de productos y cuyo lanzamiento está previsto para el mes de mayo. Su rival directo será la GTX 1080 de NVIDIA, así que esperamos que tenga un precio parecido al de aquella (unos 700 euros).