Criptomonedas: ¿por qué cambiará el orden financiero mundial?

Llevamos un tiempo hablando de las criptomonedas. Un período en el que hemos visto cómo un Bitcoin, la más famosa de las monedas virtuales, ha pasado de valer 0 dólares a 19.000 dólares en un tiempo récord para volver a caer casi con la misma velocidad (ha perdido casi un 75% de su valor en su máximo). Una volatilidad que hace que muchos analistas hablen de una burbuja. Sin embargo, pese a todas las reticencias, lo que verdaderamente demuestran las  más de 1.500 criptomonedas es que el orden financiero ha cambiado.

Aunque parezca que las criptomonedas son una moda pasajera, éstas ya llevan 9 años con nosotros. De hecho, fue el 3 de enero de 2009 cuando se produjo el primer minado que puso en funcionamiento los primeros 50 Bitcoins. Hoy en día circulan casi 17 millones de Bitcoins en todo el mundo con un valor de más de 6.000 millones de dólares. Si eso lo unimos a la cantidad de las cuatro principales, la cifra nos puede asustar: casi 40.000 millones de monedas virtuales en circulación.

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Imagen | Valor de las principales criptomonedas el 13 de febrero de 2018. Fuente | Coin Market Cap

El volumen monetario creado es tal que muchos han querido entrar en el mercado. No son pocos los consumidores que lo han hecho. También muchas empresas como Craiglist han visto la oportunidad. Otras como Amazon y Square parece que lo están estudiando. En cambio, otras como Steam han tenido que eliminar el soporte a Bitcoin por las elevadas comisiones, la poca fluidez de las transacciones y la falta de regulación al respecto.

No obstante, no todo es perfecto y las criptomonedas esconden otras realidades menos virtuosas: de las 700 monedas que se han creado en los últimos 5 años, unas 500 han quebrado. Además, el índice de volatilidad es muy alto por la propia idiosincrasia de este mercado, lo que lleva a muchos a vaticinar una burbuja que puede traer consecuencia nefastas para los inversores. Sin saber si esto realmente llevará a ser así, lo cierto es que las diferencias marcan un antes y un después que los bancos y el sistema financiero están aprovechando.

Dónde reside la diferencia

A diferencia de las monedas con las que hasta ahora trabajan los bancos, las criptomonedas cuentan con algunas características que proponen un entorno diferente de trabajo en cuanto a las finanzas se refiere. Estas serían las principales peculiaridades:

  • Descentralización: ningún Estado emite las criptomonedas.
  • Divisibles: las unidades se pueden dividir en fracciones que, en el caso del Bitcoin, se denominan Satoshi en honor al creador del sistema.
  • Blockchain: todo el sistema está basado en algoritmos matémicos que forman cadenas de bloques.
  • Anonimato: las transacciones que se realizan son anónimas y no son necesarios intermediarios.

Un marco donde el movimiento de dinero es más seguro y reduce costes por la ausencia de intermediarios y se acortan los tiempos; en cuestión de minutos se pueden realizar transacciones, aunque es cierto que, en el caso del Bitcoin, puede incluso tardar días en conseguir las validaciones oportunas. Pese a todo, en comparación con la velocidad de transacción actual, el trámite es instantáneo.

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No obstante, esta última característica es puesta en tela de juicio por algunos expertos ya que su anonimato es un caldo de cultivo claro para actividad maliciosa. Un problema que unido a su alta volatilidad y falta de regulación hacen que sea un terreno también pantanoso. De hecho, ante desastres como el de Mt. Gox no hay ninguna garantía de recuperación del dinero.

Los bancos también ven oportunidades

Pero las criptomonedas no son solo cosa de compañías que buscan adaptarse a una moda o ciberusuarios oportunistas. A raíz de la explosión mediática que vivimos, hemos visto cómo los propios bancos ponían foco en estas monedas que plantean una oportunidad también para ellos.

El caso más claro es el del Santander. Ya en 2015, un fondo fintech del banco español, Santander InnoVentures, invirtió 4 millones de dólares en Ripple, la tercera criptomoneda más potente del mundo en la actualidad pero que en su momento no valía prácticamente nada. Gracias a esa inversión se hizo con 379,9 millones de Ripples o lo que es lo mismo, el 0,87% del valor de mercado de la corporación.

Pero el Grupo Santander no reduce su acción a una mera inversión en Ripple. La banca ha recogido la experiencia -y sobre todo, la tecnología detrás- para convertirla, entre otras cosas, en una aplicación móvil. Basado en la tecnología Blockchain, la corporación creó una app que permitirá realizar pagos internacionales.

En la misma líneas y con basándose en la tecnología de Ripple, BBVA lanzó el pasado año el primer piloto de transferencia internacional monetaria. Así, se consiguió enviar dinero real entre Europa y México en tiempo real. Explicaban más en profundidad este hito en el siguiente vídeo:

No es el único que ha visto el Ripple como una puerta de entrada a las criptomonedas. Canadian Imperial Bank of Commerce (CIBC), el sueco UBS o el italiano Unicredit están trabajando en la misma línea de exploración para una futura explotación que redunde en una mayor rapidez en sus gestiones bancarias y una mejora en la experiencia de uso. Otras corporaciones como Google, Yahoo! también han invertido en Ripple.

Y es que la tecnología detrás de las monedas virtuales abren un mundo de posibilidades en las finanzas. Principalmente la mejora viene de parte de la velocidad de las transacciones. Lo que antes costaba mucho tiempo y dinero, la tecnología de empresas como Ripple permiten hacerlo de una forma mucho más rápida. Así lo vio también el Japan Bank Consortium (JBC), quien se ha aliado con Ripple para crear una plataforma de pagos desde la que utilizar la tecnología. Un hecho que evidencia que las monedas son algo más que una forma de intercambio virtual.

Las entidades financieras no solo se quieren quedar ahí. El consorcio R3, creado por algunas de ellas, busca precisamente aprovechar la tecnología detrás de las criptomonedas para aplicarla en sus sistemas financieros tradicionales.

No obstante, no solo los bancos propulsan este mercado financiero alternativo. Existen empresas detrás de las ICO, del acrónimo de Initial Coin Offering, que proponen una venta pública de futuras acciones basadas en la cotización de sus propias monedas virtuales. En realidad , casi siempre son tokens que referencian a monedas más consolidadas como el Bitcoin.

Pero las ICO no son vistas con buenos ojos por todo el mundo. La CNMV junto al Banco de España ya ha alertado sobre el riesgo que se corre al invertir en este tipo de ventas. Una información que se une a la prohibición en países como China o Corea del Sur de este tipo de inversiones que no son respaldadas por nadie y presentan una enorme volatibilidad.

Blockchain, la verdadera revolución

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Pero tan importante como las criptomonedas es la tecnología que hay detrás. Blockchain se basa en un enorme almacén de bloques enlazados entre sí y cifrados que crean una enorme base de datos segura y distribuida. Un sistema diseñado de tal forma que no puede ser modificado una vez que el dato se ha publicado. Y es justo ese sistema lo revolucionario de este nuevo instrumento financiero.

Por una parte, Blockchain hace que los intermediarios, como hemos dicho, desaparezcan. Si en un sistema financiero tradicional son los bancos la figura que se encarga de mover el capital de un lugar a otro durante una transacción, este nuevo orden descentraliza la gestión y pone en manos de los usuarios ese control.

Además, gracias al anominato del sistema, las transacciones se pueden realizar sin saber quién es el emisario y el destinatario. Una característica que supone un avance no solo para las finanzas sino también para muchos otros sectores.

Blockchain es un canal abierto a infinidad de aplicaciones

Tanto es así que las empresas ya han comenzado a ver el filón del Blockchain utilizado como un sistema de pagos en el mundo real, registro de propiedades o almacenamiento cloud. Las posibilidades que se abren van desde crear contratos inteligentes (smart contracts) hasta certificar cualquier transacción de datos.

Corporaciones como Spotify y EY, administraciones públicas como el gobierno japonés o startups como TenX ya están realizando sus pinitos en este sentido. Por su parte, BBVA está utilizando Blockchain, por ejemplo, para certificar la autenticidad de las obras de arte en la plataforma Maecenas.

Blockchain se plantea así como una de las tendencias más interesantes a nivel tecnológico. Ya el pasado año el 57% de las empresas se planteaba su adopción , aunque solo el 4% lo tenía implementado en su infraestructura. A este respecto, Juan García Morgado, de IDC comentaba: «es nueva tecnología que será totalmente disruptiva en la industria generando nuevos casos de uso, productos y líneas de negocio».

Y es ahí donde está la clave. Blockchain, el motor de las criptomonedas, no se puede ver tan solo como un canal para construir un nuevo mercado virtual financiero sino también como un fin para llegar más allá. El planteamiento abre un mundo de posibilidades directamente para los negocios financieros pero, aplicado de la forma correcta, muestra un campo de infinitas aplicaciones para el resto de organizaciones en sectores críticos como la abogacía o salud. Un cambio de mentalidad que ya ha comenzado.

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Coordinadora editorial de MuyCanal. Danzando día a día entre partners, mayoristas y fabricantes para profundizar en el canal de distribución tecnológico.